lunes, 22 de septiembre de 2008

REALIDAD SOCIAL O MALDITA COINCIDENCIA

Al momento de mirar la sociedad cada día me convenzo más de que nuestro país necesita conocer e interiorizarse de una palabra que dice mucho “Educación Cívica”. Que duda cabe, si educación cívica muchas veces se enseña como cualquier cosa rara, menos lo que involucre la integración ciudadana en materias de políticas públicas. Palabra a mi entender extra singular ya que involucra términos ultra complejos como estudio de realidad contemporánea, sociedad, política, hechos históricos, realidad social.

Aquí me detengo en esta palabra de dulce y agraz “política”, palabra madre de algunos que interpreta su filosofía de vida y odiada por otros. Si bien es cierto, no soy un politólogo, pero entiendo que esta palabrita no es solo el arte de gobernar, sino que a mi humilde entender es el arte de realizar con vocación de servicio lo que se considera correcto considerando el espectro más amplio de los criterios éticos y por cierto promoviendo la praxis del bien común.

Digo esto porque en este momento nuestro país vive una situación que escapa solo de la siembra de la democracia y de la justicia social sino que en ciertos ámbitos refleja una alicaída igualdad de oportunidades para todos, es tiempo que nuestro Chile se generen verdaderas reformas, tanto constitucionales como políticas, en donde esté implícita la integración y participación ciudadana y no la participación solo de las elites.

Ahora esta todo centrado en la reunión de la Unasur en donde se pretende dar un carácter de unidad latinoamericana inexistente, cuando lo que realmente interesa en este Chile del bicentenario es el sentir de su pueblo.

Hace un tiempo atrás se prometió un gobierno ciudadano, propuesta que a mi entender es discutible, desde el punto de vista de la aún cuestionada integración de los jóvenes, los adultos mayores, minorías, etc. Sin embargo, cabe señalar además que nuestro país no puede generar políticas publicas verdaderas, ya que aún se lleva el peso de la inercia de la dictadura que solo pretende dejar marcada a una derecha destructiva, solventada solo por prejuicios y carente de propuestas sociales.

Más que reunión constitutiva de elección de delegados de la Unasur, existe un tema muy latente en el corazón y la mente del ciudadano, como lo es el criticado Transantiago y su cuestionada inyección de recursos que genera desigualdad de crecimiento referente al resto de las regiones. El transporte público urbano como lo es éste, necesita consulta pública, creo que se debe hacer una reingeniería respecto del diseño del sistema, considerando la malla de recorridos por medio de tramos bien demarcados.

En la concurrencia de la ciudadanía está el Estado quien como ente que diferencia el margen entre representante respecto a los representados, gobernante de los gobernados adquiera la figura de un fiscalizador implacable de los cuestionados operadores del AFT. No se puede culpabilizar a figuras como Cortázar y Espejo, de los magros resultados de la implementación y puesta en marcha de este sistema de transporte publico, cuando la gente elige un gobierno lo elige para gobernar y generar bienestar y no para culpabilizarse en términos sectoriales, los gobiernos trabajan en equipo, la voz del gobierno es una sola y por tanto debe tomar conciencia que los chilenos en su pleno derecho democrático de elegir representantes lo hace por lograr el bien común, dar mejor calidad de vida y no de bienestar político en donde en esta sociedad actual corre solo por cuenta de algunos que se benefician a costas del sufrimiento del pueblo chileno. Este es un problema transversal, que implica un involucramiento de todos y no de aquellos que son pequeños genios que sueñan con la frase cliché de crecimiento con equidad.

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