domingo, 28 de diciembre de 2008

DESARROLLO ENERGÉTICO SUSTENTABLE: UN DESAFÍO PENDIENTE

El significativo crecimiento de la economía nacional, especialmente durante los años 1986-1998, se tradujo en una fuerte expansión de la demanda de energía primaria. Entre 1986 y 2000, la demanda de derivados del petróleo creció a una tasa promedio anual de 5,9%, y la demanda de electricidad en un 8,2% (Balance de Energía, Comisión Nacional de Energía (CNE)).

Incluso en los primeros años de los 2000’s el crecimiento de la demanda eléctrica superó largamente el del PIB. No existen antecedentes que indiquen que la dinámica de la demanda energética pueda reducirse en forma significativa, debido a la elevada tasa de crecimiento del parque de vehículos automotores, el desarrollo industrial y el proceso de electrificación residencial y comercial.

La situación descrita es preocupante, debido a que Chile es un país altamente dependiente de las importaciones de energía. La dependencia energética por fuentes puede sintetizarse de la manera siguiente: el país importa un 97% de sus necesidades de petróleo, un 84% de sus necesidades de carbón, un 78% de sus necesidades de gas natural. A ello se agregan problemas de abastecimiento en el caso de los hidrocarburos, vinculados tanto a la disponibilidad de recursos y a problemas coyunturales al nivel de la capacidad de las refinerías de petróleo, principalmente en Estados Unidos, y a la inestabilidad política en la zona del Golfo Pérsico y, no menos importante, las vulnerabilidad eléctrica producto de la falta de inversión, calidad insuficiente del suministro y relativa indefensión de los usuarios.

En un escenario como el descrito, nuestro país deberá enfrentar, entonces, desafíos de envergadura que guardan relación con la insuficiente inversión en expansión de la capacidad de generación eléctrica, el abastecimiento de los hidrocarburos importados y con la consideración de la sustentabilidad del desarrollo como un elemento central de nuestra política energética.

Esta última consideración implica:

(a) asegurar un abastecimiento oportuno y a costo razonable;
(b) respetar el medio ambiente;
(c) incorporar la equidad social como parte del desarrollo energético;
(d) reducir la dependencia energética;
(e) reforzar la democracia y la participación informada, desde las primeras etapas de los mega proyectos energéticos.

Estimados amigos lectores les envío mis mas sinceros saludos a todos ustedes y a vuestras familias deseándoles el mayor de los éxitos para el año 2009, que sin duda será un año de tremendos desafíos que debemos enfrentar como país siempre desde una mirada de sensibilidad social e integración con nuestros compatriotas, pensando de sobremanera en ejercer la vocación de servicio y de promover la praxis del bien común.

domingo, 21 de diciembre de 2008

LA ENERGIA Y EL MUNDO EN DESARROLLO: LA NECESIDAD DE NUEVAS MODALIDADES DE ASOCIACION

La industria del petróleo se ve obligada a realizar operaciones en algunas de las partes del mundo que plantean más dificultades en cuanto a la tecnología necesaria para encontrar y explotar nuevas fuentes de energía y también en lo que se refiere a disparidades sociales y económicas.
De hecho, gran parte de los recursos energéticos del mundo se concentran en países en desarrollo, donde la vida es una lucha diaria contra la enfermedad, la desnutrición, los regímenes sociales inestables y el conflicto. La pobreza es la raíz de estos problemas insolubles.
En lo que se refiere a pobreza mundial, las estadísticas son alarmantes. Se calcula que la mitad de la población mundial cuenta para sobrevivir con el equivalente a dos dólares diarios y más de 1.500 millones de personas no disponen de electricidad. Sólo en África, más de 300 millones de personas, la mitad de la población del continente, tiene menos de un dólar diario para vivir. De hecho, el ingreso anual medio de los ciudadanos africanos es menor que el subsidio agrícola que se paga por una vaca en Europa o Japón.
Pese a estos datos, con frecuencia me preguntan por qué tienen que preocuparse las empresas por aliviar la carga de la pobreza. En el mundo frágil y súper conectado de hoy, las razones son tan poderosas como lo pueden ser en el caso de cualquier otro sector de la sociedad. ¿Quién más que las empresas necesita:
un ambiente de paz y estabilidad política para sus actividades;
una fuerza laboral saludable e instruida;
abastecedores locales de la mejor calidad;
una demanda floreciente para nuestros productos?
Existe, por supuesto, otra razón, aun más poderosa, por la que las empresas deben unirse a la lucha contra la pobreza. Porque es lo que se debe hacer.
Al atacar las causas de la pobreza, creo que se pueden conseguir adelantos en varios sectores: reforma del comercio, fortalecimiento de la capacidad humana, alivio de la deuda y mejora de la prestación de la ayuda para el desarrollo. Las actividades en estos frentes deben ir acompañadas de reforma del gobierno en cuanto a buen gobierno y transparencia. En los países en desarrollo donde estas cuestiones se han abordado, hemos visto una distribución más amplia de los beneficios del crecimiento económico entre la población.
Estoy convencido también de la necesidad de nuevas asociaciones mundiales innovadoras y métodos de colaboración que ayuden a generar crecimiento económico sostenible, al mismo tiempo que aseguren una distribución más amplia de los beneficios. Un cambio considerable y duradero exige que todas las partes interesadas los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, las comunidades y las empresas trabajen juntos en asociación.
Cada actor tiene un papel importante que desempeñar.
Los gobiernos deben hacer lo que sólo ellos pueden hacer: promover y practicar el buen gobierno, prestar servicios de educación y salud y crear un clima estable y transparente para la inversión.
Las organizaciones multilaterales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio deben trabajar con los gobiernos y ayudarlos a establecer políticas acertadas.
Las organizaciones no gubernamentales deben ayudar a las poblaciones locales a introducir importantes mejoras en su economía y mostrarse dispuestas a trabajar con todas las partes interesadas, incluso la industria.
Las empresas, por su parte, deben concentrarse en hacer inversiones prudentes, generar empleos y llevar a cabo operaciones solventes y rentables. Pero también tienen que trabajar en colaboración con los gobiernos y las ONG para mejorar la calidad de vida donde llevan a cabo sus operaciones.
Las asociaciones efectivas pueden eliminar barreras que a menudo mantienen a los países en desarrollo aislados de la comunidad de naciones y de un mundo de ideas, las asociaciones también pueden eliminar las barreras que surgen cuando el gobierno, las empresas y las comunidades, sencillamente, no se entienden entre sí o, en el peor de los casos, desconfían unos de otros.
Es por ello mis estimados amigos lectores que no obstante, mientras no se satisfagan las necesidades humanas básicas, será un mundo difícil para los negocios, cuanto más para crear nuevos mercados y oportunidades de crecimiento. Entonces uno se pregunta cuanto tiempo seguirá tolerando el mundo disparidades económicas tan vastas que seres humanos en un lugar tienen menos valor que el ganado en otro. Trabajando juntos, estoy convencido de que podemos empezar a salvar ese abismo.

domingo, 14 de diciembre de 2008

CONSUMO DE ENERGIA DEL MUNDO EN DESARROLLO

La población continuará creciendo mucho más rápidamente en los países en desarrollo que en el resto del mundo. Para 2030, el porcentaje de la población mundial que vive en las regiones en desarrollo podría alcanzar el 81 por ciento, según pronósticos de las Naciones Unidas. Junto con la rápida expansión económica prevista en los mercados en surgimiento, el rápido crecimiento poblacional llevará a aumentos drásticos en la demanda de energía en el mundo en desarrollo. Es por ello mis amigos lectores que este es un tema que no se puede tomar solo como un tema cotidiano, sino que se debe tomar con la mayor seriedad, de sobremanera por un país como el nuestro que camina y anhela con el desarrollo ad portas del bicentenario.
Según pronósticos de Perspectivas Mundiales de Energía en 2002 de la Organización Internacional de Energía (OIE), la demanda mundial de energía primaria en 2030 puede sobrepasar en cerca de dos tercios el nivel del año 2000, alcanzando al final de ese período pronosticado un equivalente de 15.300 millones de toneladas de petróleo anual, representando los países en desarrollo un 62 por ciento del aumento. De igual manera, la Administración de Información sobre Recursos Energéticos de Estados Unidos (EIA) prevé que para el año 2025, el consumo de energía en el mundo en desarrollo habrá aumentado a casi el doble.
Debido a que se prevé que las economías en surgimiento dependerán mayormente del carbón y de otros combustibles fósiles, éstas contribuirán mucho más a las emisiones mundiales de bióxido de carbono a medida que aumente rápidamente su demanda de energía. Se prevé que los países en desarrollo representarán dos tercios del aumento pronosticado en las emisiones de bióxido de carbono, las que, según muchos científicos, contribuyen al calentamiento mundial. Cuatro países principales solamente Indonesia, China, India y Brasil emitirán 2.000 millones de toneladas de carbono anuales para el año 2010, lo que creará dificultades especiales para la cooperación internacional en las cuestiones relacionadas con el clima. Estados Unidos y las otras naciones industrializadas deben involucrar a estos países en iniciativas multilaterales sobre el clima, como la investigación y el desarrollo de tecnologías de energía más limpia.
El crecimiento en América Latina, donde se anticipa que para el 2015 la demanda de energía primaria aumente en casi el doble de los niveles de 1999, contribuirá también considerablemente a la geopolítica energética del futuro. En lugar de ser una importante región abastecedora para Estados Unidos, América Latina podría llegar a ser una importante región consumidora, que deberá ser incluida en los sistemas internacionales de reservas para emergencias y en las iniciativas sobre energía alternativa.
Se anticipa que el enorme crecimiento en Asia contribuirá considerablemente al mayor consumo de energía en el mundo en desarrollo e impactará grandemente el consumo de petróleo en el mundo, teniendo, por lo tanto, el mayor impacto en las cambiantes tendencias geopolíticas del petróleo. En los países asiáticos en desarrollo, donde se prevé que el consumo de energía alcanzará una tasa de crecimiento medio anual del tres por ciento, comparada con el crecimiento de 1,7 por ciento para toda la economía mundial, se anticipa que la demanda de energía aumentará en más del doble en las dos décadas próximas. Según los pronósticos de la OIE, la demanda en la región representará un 69 por ciento del aumento total previsto en el consumo del mundo en desarrollo y cerca de un 40 por ciento del aumento en el consumo mundial total de energía.
El rápido crecimiento económico de Asia, la enorme urbanización, la drástica expansión en el sector del transporte, y los programas de electrificación, políticamente importantes, tendrán un efecto drástico en la dependencia de energía importada en la región. Si no aumentan en forma significativa los abastecimientos de recursos energéticos renovables y/o las nuevas tecnologías energéticas, el consumo de crudo y gas natural en Asia aumentará sustancialmente y con ello aumentarán considerablemente los retos ambientales. En vista de los recursos insuficientes de la región y su ya alta dependencia de petróleo importado, se anticipa que Asia ejercerá una creciente presión sobre el Oriente Medio y Rusia en los años venideros.
Según el Informe sobre el Mercado Petrolero de 2001 publicado por el Grupo de Inteligencia Energética, un servicio de investigación independiente, el consumo de petróleo en Asia, que excede los 20 millones de barriles diarios, ya es mayor que el de Estados Unidos. Para el año 2010, el consumo total de petróleo en Asia podría ser de 25 a 30 millones de barriles diarios, la mayoría de los cuales deberá importarse de fuera de la región. Puede esperarse que las importaciones de petróleo de China aumenten de unos 1,4 millones de barriles diarios en 1999 a unos 3 a 5 millones de barriles diarios en 2010. Esto ha despertado temores en Tokio, Seúl y Nueva Delhi acerca de competencia o de hasta una confrontación en cuanto a los abastecimientos y las líneas de transporte de los recursos energéticos.

domingo, 7 de diciembre de 2008

SATISFACER LAS NECESIDADES DE LOS POBRES ES UN ASUNTO PENDIENTE DEL PUNTO DE VISTA DE DESARROLLO ENERGETICO

Estimados amigos lectores les escribo este artículo no con un afán crítico a la sociedad mundial, sino que como un testimonio sobre la necesidad de pensar en el otro mundo, como son los pobres. Aún cuando el mundo esté creciendo a pasos agigantados en desarrollar tecnologías innovadoras y en mejorar las relaciones e intercambios comerciales entre países, ya que muchas veces se deja de afrontar los problemas que para algunos son simples, pero para otros son problemas que involucran vida y dignidad.
La cooperación en encontrar nuevas fuentes de energía y tecnologías más limpias y eficientes, además de ser un medio valioso para reducir el riesgo de tensiones y conflictos internacionales, es de importancia crítica para asegurar un futuro mejor para el mundo en desarrollo y reducir la pobreza y la enfermedad en muchas partes del planeta. Al presente, más de una cuarta parte de la población del mundo carece de acceso a electricidad y dos quintos están obligados a depender principalmente de la biomasa tradicional leña y desechos animales para satisfacer las necesidades básicas de cocinar y calefacción. Aproximadamente el 80 por ciento de estas poblaciones se encuentra en India y África al sur del Sahara. Cuatro de cada cinco personas que carecen de servicios energéticos modernos viven en zonas rurales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por causa de la contaminación del aire en los hogares, producida por la tradicional energía de biomasa, más de dos millones de mujeres y niños mueren en el mundo cada año debido a infecciones respiratorias.
La dependencia continuada del petróleo conforme según las tendencias de crecimiento antes descritas harán que la comunidad internacional dependa más del petróleo de los países de la OPEP, lo cual tendría consecuencias perjudiciales para los pobres del mundo. Si bien se ha dicho con frecuencia que la economía estadounidense es capaz de absorber los costos crecientes del petróleo que pueden resultar de una mayor participación de la OPEP en el mercado de la demanda mundial, un aumento gradual de los costos de energía contribuirá probablemente a ensanchar la brecha económica entre las sociedades industrializadas y el mundo en desarrollo. Según un estudio realizado por la OIE en 2002, sin un gran adelanto tecnológico y si la demanda de petróleo se encara en la forma acostumbrada, más de 1.400 millones de personas seguirán sin electricidad moderna en 2030, es decir sólo 200 millones menos que ahora.
Además, durante los últimos treinta años, los países en desarrollo han tomado préstamos de miles de millones de dólares de instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para pagar por un petróleo que no está a su alcance. Esta tendencia probablemente empeorará si con el tiempo aumenta la dependencia de la OPEP.
Paradójicamente, la política de los países de la OPEP de promover precios del petróleo cada vez más altos, contribuyendo de esta manera al endeudamiento masivo del mundo en desarrollo, no ha ayudado a elevar los niveles de vida de sus propias poblaciones. En algunos países, los ingresos petroleros se han despilfarrado en corrupción oficial o se emplearon para financiar el aventurismo militar, el terrorismo internacional o programas mayores de adquisición de armamentos. Costos energéticos más bajos, como resultado de nuevos descubrimientos o grandes adelantos en eficiencia energética o en fuentes de energía alternativa, podrían obligar a esos regímenes a perseguir más vigorosamente la diversificación económica y, en los pocos casos donde pudiera ser aplicable, limitar el capital invertido en programas que sean contrarios a los intereses de Estados Unidos.

domingo, 16 de noviembre de 2008

COMPETENCIA EN EL SECTOR ENERGETICO

La industria internacional de la energía se caracteriza por tres pares de poderosas fuerzas competitivas:

1. Países productores frente a consumidores
En el pasado, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se halló enfrentada políticamente con los países consumidores. El mejor ejemplo de este enfrentamiento fue el famoso embargo árabe de petróleo de los años setenta. No obstante, en los años noventa y en el nuevo siglo se ha producido un cambio en esa relación histórica. El Diálogo entre Productores y Consumidores, foro que facilita el debate entre los países productores y consumidores de petróleo, así como la OIE y la OPEP, ya tiene casi diez años de existencia, ahora bajo el nombre de Foro Internacional de Energía. El diálogo gira en torno al intercambio de datos, mayor transparencia de información sobre la oferta y la demanda, cooperación entre los gobiernos y la industria y un mejor entendimiento entre las dos partes del mercado. Además del creciente diálogo, la cooperación económica entre productores y consumidores continúa aumentando, como se puede ver en los proyectos de gas natural de México y Arabia Saudita, entre otros muchos.

2. Competencia frente a reglamentación
Una larga pugna entre la liberalización del mercado y la reglamentación del mercado continúa hasta hoy. Esta pugna existe tanto entre países frente a la "reglamentación" del mercado de la OPEP mediante cuotas de producción, y dentro de los países mismos, como lo demuestra el continuo debate sobre privatización frente a nacionalización.
La industria rusa de la energía, por ejemplo, por mucho tiempo empresa estatal bajo el régimen soviético, ha dado un giro notable hacia un ambiente de inversión privada en los últimos años. En consecuencia, la producción de petróleo del país ha registrado un crecimiento anual sin precedentes del 10 por ciento.

3. Desarrollo económico frente a sostenibilidad
La creciente atención que se presta en todo el mundo a la responsabilidad ambiental y el desarrollo sostenible presenta un continuo desafío para la industria y el gobierno: cómo lograr el desarrollo económico rentable y al mismo tiempo satisfacer las demandas del desarrollo sostenible. Para que un proyecto de desarrollo tenga los resultados deseados tiene que estar libre de trabas ambientales, contar con la aprobación de la comunidad, respetar la legislación local y satisfacer a los gobiernos nacionales, y al mismo tiempo poderse justificar desde el punto de vista económico.
La dificultad de satisfacer las demandas de estas fuerzas, a veces antagónicas, es obvia. En una escala más amplia, consideraciones económicas impidieron a países claves ratificar el Tratado de Kyoto, lo que, prácticamente llevó al colapso de años de negociaciones.
Encontrar el equilibrio justo entre el desarrollo económico y el desarrollo sostenible no será fácil. Por ejemplo, lo primero que será necesario para atender la creciente demanda de gas natural en el mercado de escasa oferta de América Latina es conseguir que los ciudadanos locales autoricen la construcción de las necesarias terminales de recepción y regasificación de gas natural licuado (GNL).

¿Quién está ganando la batalla? Una pregunta equivocada
La pregunta que se ha formulado tradicionalmente respecto a las fuerzas de la competencia y la cooperación es ¿Quién está ganando la batalla, los países productores o los países consumidores, las industrias productoras o las industrias consumidoras, las economías desarrolladas o en desarrollo, las industrias tradicionales o las nuevas?
Si las partes han de lograr un verdadero cambio de paradigma, ésta la manera equivocada de abordar el "conflicto". La pregunta que se debe hacer es cómo se pueden equilibrar mejor las fuerzas de la competencia y de la cooperación.
La solución es tender un puente. Esto significa establecer o fortalecer los enlaces económicos que conecten a los países productores con los países consumidores, las economías nacionalistas con el mercado libre y las necesidades de energía con las consideraciones ambientales. Para ello se necesitará mayor cooperación y un entorno internacional más estable y sostenible.

LA COOPERACIÓN ENERGÉTICA, PRODUCTO BÁSICO DE DEMOSTRADA EFICACIA

Para que los países en surgimiento tengan la energía que necesitan para hacer frente a su demanda "latente", los gobiernos y las compañías tienen que concentrarse en explotar todas las formas de energía. Esto se facilitará mediante la cooperación en sectores de explotación de recursos, planes de exportación y nuevas tecnologías energéticas, todos los cuales benefician, a fin de cuentas, tanto a productores como a consumidores.
Las políticas con enfoque nacional pueden tener una influencia positiva en la estabilización del mercado internacional. Los países consumidores de energía que buscan ofertas de energía costeables y seguras suelen establecer políticas que alientan diversidad de oferta, mejor uso de los recursos nacionales y explotación de formas de energía sostenibles e innocuas para el medio ambiente. La medida en que un país reduce su necesidad de importar energía alivia la presión de los mercados internacionales y aumenta la fiabilidad de la oferta para los países en surgimiento.
La cooperación entre países y compañías ya ha logrado importantes adelantos en la explotación de energía. Además de los ejemplos citados anteriormente hay otros muchos que han resultado muy fructíferos:
La liberalización del mercado europeo de gas natural, impulsada por la Unión Europea, ha promovido la competencia y el comercio internacionales.
En el África subsahariana, ExxonMobil, la empresa estatal malaya Petrona y ChevronTexaco han construido un oleoducto de 1.054 kilómetros que une la oferta de Chad con mercados mundiales a través de un puerto atlántico en Camerún.
El oleoducto de 2.350 kilómetros de Kazajstán a China, ya en construcción, enlazará los yacimientos del noroeste de Kazajstán con las refinerías de China occidental, lo que representa una cooperación significativa entre CNPC, tercera compañía en producción de petróleo de Kazajstán de propiedad de National Petroleum de China, y KazMunaiGas, empresa estatal de petróleo de Kazajstán.
El propuesto gasoducto de gas natural Oeste-Este de China occidental a la zona de Shanghai conectará un importante centro de suministro con uno de los mercados en surgimiento más prometedores. El proyecto se llevará a cabo por una alianza de compañías de energía rusas, chinas y occidentales.
El proyecto Nahodka, que están negociando Rusia y Japón, conectará el crudo de la región del lago Baikal, en el este de Siberia, a un punto de exportación de la costa del Pacífico en Rusia (un gasoducto gemelo podría ser el próximo proyecto).
También están en perspectiva una serie de planes de importación y exportación de gas natural licuado que enlazarían suministros remotos de gas natural en partes tan dispares como el Lejano Oriente, el Oriente Medio y América del Sur con los mercados ansiosos de gas de América del Norte, Asia y Europa.
Para que los participantes en el escenario mundial de la energía mejoren la estabilidad y la seguridad internacionales mediante una mayor competencia, primero tiene que haber transparencia de información respecto a la oferta, la demanda y los precios entre todos los participantes. Una vez establecido, el mercado, regido por niveles necesarios de supervisión y protección ambiental, conducirá a nuevos adelantos.
Los mercados mundiales abiertos permiten la corriente de capital privado y facilitan la explotación de recursos y tecnologías, tecnologías que tanto productores como consumidores pueden usar para modificar las estructuras de costo, atender a sus necesidades, elevar el nivel de vida y promover el desarrollo sostenible. Sin embargo, para alcanzar este objetivo se requerirá un grado de cooperación sin precedentes y reglas de juego justas que permitan la interacción de los participantes en la escena internacional de la energía. Compaginar la competencia y la cooperación internacionales es el único medio de encontrar los 16 billones de dólares que se calcula que tendrá que invertir el mundo en energía en los próximos 30 años

martes, 11 de noviembre de 2008

EL CAMBIO DE PARADIGMA EN LA COOPERACION ENERGÉTICA INTERNACIONAL

Los mercados nacionales y regionales de energía de todo el mundo están ahora más abiertos al comercio, la competencia y la inversión extranjera que en cualquier otro momento anterior de la historia. Incluso países como Arabia Saudita y México, cuyas industrias del petróleo siguen estando nacionalizadas, recientemente se han abierto a la cooperación económica y tecnológica con compañías extranjeras para la explotación del gas natural. Aunque la relación de México con las compañías internacionales se basa en arreglos de servicios contractuales, en el caso de Arabia Saudita esta relación incluye inversiones extranjeras en el sector del gas natural por primera vez desde que la industria del petróleo del país fue nacionalizada en 1975. Las compañías interesadas se extienden por todo el mundo, desde Rusia y China a Italia, España, el Reino Unido y Francia y por cierto en América Latina nuestro país..
Al mismo tiempo, 10 años después de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, todavía siguen sin resolverse cuestiones con respecto a un mercado integrado de energía de América del Norte. La liberalización del mercado en todo el mundo está perdiendo impulso y, para muchos inversionistas, los mercados no son suficientemente abiertos como para ofrecer la transparencia necesaria y una auténtica competencia. Mientras tanto, el suministro energético de América del Norte se está convirtiendo de nuevo en una cuestión de seguridad.
Por consiguiente, ¿cuál es la tendencia predominante, el movimiento hacia una creciente liberalización del mercado o la retirada a una mayor reglamentación del mercado? Al considerar la cuestión de competencia frente a cooperación en el mercado internacional de energía, la pregunta apropiada no es la de quién está ganando la batalla, sino más bien, cómo puede el mercado atender las necesidades antagónicas de los distintos actores y alentar la cooperación que ha prevalecido en los últimos años.
Según los cálculos de la Organización Internacional de Energía (OIE), la industria mundial de la energía necesitará invertir la suma sin precedentes de 16 billones de dólares en el curso de los próximos 30 años. Las industrias necesitan energía para producir bienes y servicios, mientras que los individuos la necesitan para mantener la calidad de vida. Los países productores quieren un precio justo para poder encontrar, explotar y producir suministros, pero los países consumidores necesitan energía costeable para fortalecer sus economías. Estas fuerzas pueden parecer diametralmente opuestas, pero se pueden equilibrar alentando el establecimiento de vínculos económicos entre los países que apoyan la interdependencia. ¿Cómo se puede lograr esto? Reconociendo la simple realidad de que los productores necesitan seguridad de demanda mientras que los consumidores necesitan seguridad de oferta, y que la función del mercado es esencial para compaginar estas necesidades.
Se necesita un cambio de paradigma; de lo que se trata no es de cooperación o competencia, sino más bien, de cooperación y competencia. Todos los participantes en los mercados internacionales de energía pueden alcanzar sus metas individuales trabajando hacia el objetivo común de un nuevo entorno que permita al mercado funcionar: una red de directrices y normas operativas que permita a los países, las industrias y las tecnologías competir.
Primero y principal, el nuevo entorno se debe caracterizar por la transparencia en la información y en el proceso de adopción de decisiones y, en particular, por una buena gestión empresarial. También debe permitir el reconocimiento de las dificultades del desarrollo sostenible y alentar la adopción de normas que velen por la seguridad física de las partes y por su seguridad ambiental, lo que permitirá el pleno desarrollo de relaciones e interdependencias. De este modo, podremos dar lugar a una situación en la que tanto productores como consumidores, gobiernos e individuos, economías desarrolladas y en desarrollo salgan necesariamente beneficiados: un mundo más estable, donde la cooperación y la competencia den por resultado un uso más eficiente de recursos y servicios.

lunes, 3 de noviembre de 2008

PARA REPENSAR EL CHILE DEL BICENTENARIO

Hace mucho tiempo que en nuestro Chile nos estamos alistando para celebrar el bicentenario. Para ser muy franco, cumplir 200 años desde que fuimos capaces de declararnos independientes de nuestros conquistadores, no es cualquier cosa y por supuesto que para nosotros como ciudadanos es un hecho digno de celebrar.
Sin embargo, para un país que celebra sus 200 años de independencia y que anhela alcanzar su desarrollo , aún tiene temas pendientes que debe abordar con total cautela, entre ellos la distribución del ingreso, formulas valederas para bajar la inflación y fortalecer el crecimiento, abordar la crisis energética actual, proteger y prestigiar a las instituciones estatales como Codelco, buscar lineamientos para acuerdos internaciones con países de la región, y por cierto abordar temas referentes a la generación de políticas publicas que orienten su norte hacia la praxis del humanismo integral y bien común para con sus ciudadanos.
Que hay complicaciones en el gobierno actual, que duda cabe. Pero en ellos hay que distinguir aspectos de mas largo plazo que al momento de hacer un análisis político tiene responsabilidades compartidas entre la brecha de gobernantes y gobernados. Un dato importante del que no podemos escapar y dejar de tocar es la larga vida de nuestra concertación, exactamente 17 años, igual tiempo que estuvo Pinochet en el poder, esto sin duda genera desgaste, dificultad para el recambio generacional de sus representantes, pérdida hasta cierto punto de la agenda común, y por que no decirlo focos de indisciplina y corrupción en algunas instituciones estatales. Es por ello que el programa a futuro de nuestra coalición exige apuntar mas en los diversos planos de lo social, político y cultural.
Si bien es cierto, la economía ha tenido un crecimiento pobre e inesperado en los últimos tres años, lo cual reduce las expectativas de una mejora relativa importante en el corto y mediano plazo, lo cierto es, que los intentos por bajar la inflación y fortalecer el crecimiento económico no han sido en vano y se estima que un mediano plazo se bajaran dichos índices y el crecimiento será el efectivo sustituto ante las escasas mejoras que a mi entender existen respecto a la distribución del ingreso.
Mucho de los problemas actuales que enfrenta el gobierno son de forma y de gestión, también un tema trascendente a considerar es la mala calidad de la oposición de derecha. Si bien la derecha puede tener un abanderado políticamente y comunicacionalmente interesante como Piñera, ellos como alianza opositora de gobierno no asegura ningún nivel de disciplina y gobernabilidad interna que los proponga como legitima alternativa de gobierno, al tiempo de centrar su agenda en términos netamente populistas y, por que no decirlo orientada en un pasado dictatorial, que lo único que propone al país son medidas ultra neoconservaduristas sin sentido alguno social.
No puedo dejar de mencionar los cambios en las formas de participación política en el Chile actual, los cuales son cada vez menos representativos y menos mediados por la estructura de partidos y, por el contrario, se produce a partir de la autonomización de conflictos puramente plurales o locales donde se consigue una pluralidad ideológica y progresivamente mas segmentado.
Por ultimo se produce una especie de paradoja en el actual modelo de participación ciudadana, puesto que como país en vías de alcanzar el desarrollo ad portas del bicentenario, se deben alcanzar cambios sustanciales en términos sociales y culturales, es por ello que para celebrar con ganas los 200 años se exige una conformación de gobierno y oposición fuerte, constructiva y eficaz.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Diversificación: la clave de la seguridad energética

Chile es un país con limitados recursos energéticos propios (particularmente fósiles) que se ha hecho muy dependiente de insumos externos para su desarrollo. El país importa hoy el 72% de la energía que consume en forma de petróleo, gas y carbón. A esto se suma que su principal fuente de energía propia, la hidroeléctrica, está sometida a la variabilidad que impone la naturaleza y fenómenos climáticos como La Niña. La situación de abastecimiento de gas natural desde Argentina (desde 1997 en la zona central y desde 1999 en el norte grande), se volvió crítica con los cortes de gas. "Chile ha sufrido un golpe para el que no se había preparado y surge la necesidad de que se independice energéticamente de sus vecinos y de que logre seguridad en el abastecimiento". Por otro lado, el tema de la dependencia energética adquiere crecientes connotaciones geopolíticas, donde la energía se ha transformado en una nueva forma de poder político internacional, en que los propietarios de los recursos energéticos (petróleo y gas principalmente) buscan utilizarlos como arma de negociación política. De ahí, la necesidad de que el país, mediante una adecuada estrategia energética, garantice un suministro energético seguro y constante. El desafío, entonces, consiste en elegir suministradores, logrando un balance diverso de insumos y ubicaciones geográficas, así como de medios de transporte, que permitan equilibrar niveles mínimos de seguridad con adecuados costos. "Para un país como Chile, que posee recursos energéticos propios limitados, no hay otro camino", "necesitamos un abastecimiento energético que sea sustentable y diverso. La clave de nuestra seguridad energética está en armar un "portafolio" que combine diversas fuentes y estrategias de desarrollo energético". Sin embargo, una mayor seguridad energética necesariamente tiene un mayor costo. A partir del inicio de las restricciones de gas natural desde abril del 2004, la industria tuvo que recurrir al petróleo diésel como combustible alternativo mientras que en la generación eléctrica se recurrió a una mayor utilización de la energía hidráulica y de la generación térmica sobre la base de carbón y petróleo diésel, combustibles que muestran un alza sostenida de precios a nivel mundial. En este aspecto, el carbón y la hidroelectricidad aparecen como los recursos con mejores proyecciones. El carbón es un combustible abundante y de menos dependencia a nivel geopolítico. Aplicando tecnologías de lecho fluidizado, es posible quemarlo de manera mucho menos contaminante. Efectivamente, el carbón podrá, a las tasas actuales, seguir consumiéndose durante más de dos siglos. Y mientras el petróleo y el gas tienen sus principales reservas en unos pocos países, el carbón tiene un suministro menos riesgoso, pues se encuentra repartido en todo el mundo. Algunas empresas han anunciado nuevos desarrollos hidroeléctricos en la zona central, sur y austral del país. Un proyecto estratégico para el desarrollo energético del país es el de las centrales hidráulicas en los ríos Baker y Pascua, en la Región de Aysén. La hidroelectricidad es el único recurso energético masivo del cual aún quedan importantes reservas en Chile. Es una energía de producción limpia y en grandes volúmenes. Por otro lado, empresas estatales y privadas se encuentran abordando en forma conjunta la necesidad de diversificar los proveedores de gas natural a través del gas natural licuado, tanto en la zona central como en el norte grande. La condición de altos precios que enfrenta Chile y que se mantendrá en niveles altos a futuro, podría hacer atractivo en el país el desarrollo de energías renovables no convencionales, como la mini hídrica, la eólica, la geotérmica, la solar y la de biomasa, entre otras. La energía nuclear es una alternativa que debe ser estudiada para el largo plazo, dada su complementariedad con el recurso hidráulico de Chile. No obstante, enfrenta importantes fuerzas detractoras por el riesgo de accidentes y el manejo de residuos radioactivos. Además de los largos períodos de construcción de las centrales nucleares y los altos costos de inversión y del manejo de residuos, que las hace poco atractivas para los inversionistas privados, y que requiere de la intervención del Estado.

Carbón e hidroelectricidad: la base de nuestro desarrollo energético

Chile contribuye en una mínima parte a los problemas del calentamiento global, por su pequeña economía y bajos niveles de producción de gases de invernadero y de CO2 en particular. Sin embargo, igual preocupa la contaminación que podría producir la generación termoeléctrica con combustibles fósiles, especialmente cuando el carbón surge en Chile como el combustible más competitivo para reemplazar al gas natural en la producción de electricidad.

Nuestro desafío como país, será conciliar nuestra seguridad energética con una mayor participación del carbón en la matriz, sin producir contaminación urbana e impactos ambientales de zonas productivas agrícolas y agropecuarias, como por ejemplo las zonas de nuestro Valle del Aconcagua. En el objetivo de lograr una mayor seguridad energética que permita que Chile siga creciendo económicamente, sin restricciones impuestas por terceros, se debe diversificar la matriz, sin abandonar el modelo de mercados libres competitivos y abiertos y sin caer en la tentación de un Estado más interventor. Los mayores peligros están en el abastecimiento eléctrico en el corto plazo, donde la seguridad energética está en peligro. Se estima que dependerá en forma importante de la hidrología de los próximos tres años, lo que podría provocar racionamientos en años secos. "Evitarlo no se logrará espontáneamente, exigirá inversiones e implicará aumentos sustanciales de precios, cualquiera sea el camino seguido. Ante esa eventual crisis, el Estado debe cumplir un rol coordinador. El peligro es que se tiente a jugar un rol empresarial, forzando inversiones que distorsionen en forma permanente el mercado, y nuestro exitoso camino recorrido".

lunes, 27 de octubre de 2008

SE PRENDE EL VENTILADOR: ENERGIA Y DESIGUALDAD SOCIAL

La inflación es un fenómeno regresivo porque empeora la distribución del ingreso, ya que las personas de menores ingresos se ven más afectadas por la creciente inflación. Por ejemplo, mientras la inflación acumulada a marzo de este año es, según el índice general, de 8,5%, la inflación para los más pobres lleva acumulado un incremento del 10,5%.
Precisamente en ese contexto, las autoridades del gobierno anunciaron la entrega de bonos solidarios, como forma de amortiguar el incremento de precios, tanto de alimentos como energías. Sin embargo, dichos bonos son sólo una medida paliativa que no enfrenta el problema de fondo que se refiere al desigual impacto de las alzas de precios e impacto de largo plazo sobre las familias, en particular en el caso de la energía.
El alza de los precios de la energía, afecta a los distintos sectores de la economía chilena, sin embargo, son las familias de menores ingresos quiénes reciben el impacto más fuerte por las continuas alzas de precios de las energías, ya que destinan proporcionalmente una parte considerable de sus ingresos a su consumo.
Las familias de menores ingresos destinan más del 8% de su presupuesto al consumo de energías, mientras que las familias de altos ingresos, a penas un 3%. En este contexto, evidentemente el impacto del alza de los precios es dos veces más importante en los presupuestos familiares de los pobres que en los sectores acomodados. Más aún, los datos de inequidad en el acceso a la energía son mayores en regiones, donde la energía llega a representar cerca del 20% del total en los sectores socioeconómicos bajos.
Haciendo un análisis de lo expuesto, se puede concluir que la política de tarifas de energía (precios) y los patrones de consumo y gasto tienen tales impactos sobre la equidad social que es necesario replantear la política pública respecto de una “mitigación de impactos”. No bastan los bonos solidarios de corto plazo para resolver los problemas de inequidad. Se requieren políticas de eficiencia energética y de uso de energías renovables que permitan sustentar el consumo de las familias más pobres a lo largo del tiempo, sobre todo en un contexto de alzas de precios constantes y crecientes, que en el mediano plazo, al menos no tiene solución viable.

domingo, 19 de octubre de 2008

ENERGIA Y EQUIDAD

La presente "crisis" energética ha sido precedida por una análoga "crisis" ecológica: se abusa de ambas con fines de explotación política. Hay que entender que la segunda no encuentra su solución aún cuando se encuentren formas de producir energía abundante y limpia; es decir, sin efecto destructor sobre el medio ambiente.Los métodos que hoy se utilizan para producir energía, en su creciente, mayoría agotan los recursos y contaminan el ambiente. Al ritmo actual de su utilización, el carbón, el petróleo, el gas natural y el uranio serán consumidos dentro del horizonte temporal de tres generaciones, y en el entretiempo habrán cambiado tanto al ser humano como su atmósfera de forma definitiva.En su forma más trágica y amenazante, la quimera energética se manifiesta en la llamada "revolución verde". Los granos milagrosos introducidos en la India hace pocos años, hacen sobrevivir y multiplicarse a los hambrientos que se multiplicaron por el crecimiento industrial. Estas nuevas simientes se cargan de energía en forma de agua de bombeo, abonos químicos e insecticidas. Su precio se paga, no tanto en dólares sino más bien en trastornos sociales y en destrucción ecológica. Los ricos tienden a acusar a los pobres por usar su poca energía en forma ineficiente y dañina y los pobres acusan a los ricos de producir más excrementos porque devoran sin digerir mucho más que ellos. Los utópicos prometen soluciones milagrosas a los dos, tales como la posibilidad de realizar pronto un decremento demográfico, o la desalinización de las aguas del mar por energía de fusión. Los pobres se ven obligados a fundar sus esperanzas de sobrevivir en su derecho a un ambiente reglamentado que les "ofrece" la generosidad de los ricos. La doble crisis de abastecimiento y de polución ya manifiesta los límites implícitos al crecimiento industrial.
Mi tesis sostiene que no es posible alcanzar un estado social basado en la noción de equidad y simultáneamente aumentar la energía mecánica disponible, a no ser bajo la condición de que el consumo de energía por cabeza se mantenga dentro de límites. En otras palabras: sin electrificación no puede haber socialismo, pero inevitablemente esta electrificación se transforma en justificación para la demagogia cuando los WATTS per capita exceden cierta cifra. El socialismo exige para la realización de sus ideales un cierto nivel en el uso de la energía: no puede venir a pie, ni puede venir en coche, sino solamente a velocidad de bicicleta.
Creer en la posibilidad de altos niveles de energía limpia como solución a todos los males, representa un error de juicio político. Es imaginar que la equidad en la participación del poder y el consumo de energía pueden crecer juntos. Víctimas de esta ilusión, los hombres industrializados no ponen el menor límite al crecimiento en el consumo de energía, y este crecimiento continúa con el único fin de proveer cada vez a más gente de más productos de una industria controlada cada vez por menos gente.

domingo, 12 de octubre de 2008

CLAVES PARA ENTENDER LA CRISIS DEL GAS EN CHILE

Cuando un país como el nuestro se enfrenta a una crisis energética como la actual, esto trae consigo efectos colaterales que afectan el ámbito económico, social y geopolítico, es por ello que creo que los ciudadanos se deben involucrar en temáticas que signifiquen entender, plantear y proponer soluciones a los problemas que los aquejan en un país que se prepara para enfrentar el desarrollo ad portas del bicentenario.

1. ¿Cómo se origina?
Según las petroleras, la demanda de gas y electricidad es 30% mayor a 2002 por la reactivación. Ante lo cual hoy la oferta es insuficiente. A ello se suma que las centrales térmicas se alimentan de gas, o de una combinación de éste.
2. ¿Por qué se llegó a esto?
Las petroleras afirman que, desde 2000, las políticas oficiales desalentaron nuevas inversiones y hoy se están pagando las consecuencias. Señalan, sobre todo, el congelamiento de las tarifas dispuesto por el Congreso tras la devaluación.
3. ¿A quiénes afecta?
Por el momento, sólo a un número de industrias con contratos "interrumpibles", entre las que hay automotrices, siderúrgicas, cementeras y químicas. Pero aún no se sabe cómo se administrará la escasez entre los grandes bloques de usuarios del gas: industrias, domicilios, centrales térmicas, usuarios de autos y compradores externos. Y falta por saber qué pasará con los países a los que se les exporta gas: Chile, Uruguay y Brasil.
4. ¿Qué se espera?
Los especialistas aseguran que habrá escasez de gas para este invierno y que la falta de inversiones también impactará con nuevas restricciones en el invierno de 2005.
5. ¿Afectará a la economía Argentina?
En una petrolera estimaron que la crisis restaría no menos de dos puntos porcentuales al crecimiento.
6. ¿Soluciones?
Las empresas insisten en que el fin al congelamiento de tarifas alentará nuevas inversiones, sobre todo para impulsar la exploración de nuevos yacimientos.
7. ¿Los consumidores chilenos dejarán de tener gas?
Es muy improbable porque los planes de contingencia determinan que en caso de que falte el gas se corta primero a las centrales y a los clientes industriales, que aportan el 60% del consumo. Si se da una crisis mayor está la posibilidad de que Metrogas inyecte en la red de distribución gas propano que produce a partir del gas licuado.
8. ¿Cómo enfrentará el gobierno chileno la crisis?
En lo inmediato los CDEC-SIC - que coordinan las operaciones de las centrales eléctricas- tienen previstos planes de contingencias. Si se reduce la llegada de gas, las plantas de ciclo combinado funcionarán con diésel. ENAP asegura que tiene stock para abastecer a ese tipo de máquinas. En el largo plazo, el Gobierno definirá una nueva política energética que considera el incentivo de generación eléctrica con recursos térmicos, eólicos y de carbón, para no depender tanto del gas argentino.
9. ¿Cómo afectará a Chile?
El gobierno argentino dice que sólo hará racionalización de las exportaciones zonas en que pueda redireccionar el gas hacia el consumo del mercado interno. Así el gas que llega a Magallanes no tendrá problemas. En el caso de Neuquén, que abastece la zona central y sur del país, no habrá racionalización si las petroleras argentinas suministran en el invierno el 100% de la capacidad de los ductos que salen hacia Chile y Buenos Aires. La situación más delicada está en el norte de nuestro país donde sí podría haber cortes de suministro para redireccionarlos a la capital.
10. ¿El suministro eléctrico será afectado?
Dependerá del grado de racionalización que decrete el gobierno argentino. Aunque el Gobierno asegura que las plantas podrán seguir funcionando, éstas deben dejar de funcionar unas 24 horas para cambiar su fuente de energía de gas natural a diésel.
11. ¿Subirán las cuentas de las personas?
Utilizar una central a diésel es cuatro veces más caro que el gas natural. Ese costo inicialmente lo asumirán las empresas. No obstante, como el Gobierno argentino también suspendió la entrega de nuevos permisos de gas se puede retrasar la construcción de algunas centrales. Esta situación puede derivar en un alza en los precios de generación a partir de octubre, que representa el 50% del valor de las cuentas de las personas.
Estimados lectores la próxima semana les seguiré comentando sobre estos temas, ya que soy un convencido que un ciudadano informado, es un ciudadano que esta inserto en una sociedad civil donde como leit motiv existe la integración y la participación.

martes, 7 de octubre de 2008

ANHELADAS PROMESAS EN TIEMPOS DE ELECCIONES

Se acercan las elecciones municipales de octubre próximo, en donde por estos días los ciudadanos están preocupados de ver si salen en las listas publicadas por el SERVEL para ver si son vocales de mesa y sacrificar un domingo entero a cambio de aprovechar la fraternidad familiar, y por otro lado se acerca a pasos agigantados la elección presidencial, instante clave donde aparecen esas promesas que ciudadano común y corriente quiere escuchar y que anhela esperanzado que se cumplan. Momento clave donde aparecen estos "ETs" políticos de cúpulas partidarias ensuciando las calles y vociferando a mil voces sus promesas.
Sin embargo creo que por hoy el votante sabe diferenciar la verdad real de las promesas que al momento de cumplirlas se transformas en excusas. Estimo que el valuarte fundamental de cualquier ciudadano que piense en emprender una carrera de servicio público, debe tener como leit motiv abarcar el tema más trascendental de cualquier sociedad civil, como lo es la Distribución del Ingreso.
Según la encuesta Casen del año 2006, arrojo que el 13,6% de la población chilena vive en condición de pobreza, es decir, 1.700.000 chilenos, de los cuales 500.000 compatriotas nuestros están en la indigencia mas absoluta, lo que equivale a cerca del 3,2% de la población total del país. Esto significa que uno de cada 10 chilenos no alcanza a satisfacer sus necesidades básicas, y uno de cada 30 ni siquiera tiene lo suficiente para comer.
Es por ello que nuestra tarea más urgente como ciudadanos responsables es dotar a los chilenos que viven en condición de pobreza de las herramientas necesarias para poder salir de esta difícil y cruenta situación de un país ad portas del desarrollo.
Ningún economista puede hacer caso omiso a la afirmación que señala que el crecimiento económico de un país es el instrumento más efectivo y rápido para bajar los niveles de pobreza de un país. Tampoco es posible dejar de lado el hecho de que la única manera de mejorar la distribución del ingreso es dotar a las personas con una educación de calidad, de tal modo que puedan acceder a más y mejores empleos en términos de remuneración y dignidad. Dichas metas se pueden cumplir cuando los señores de la clase política y de la prensa actual dejen de divulgar que la mejor educación pasa por un asunto de siglas y por el monumental y musical jarrazo a la ministra, cuando lo que verdaderamente importa es educar con igualdad de oportunidades y porque no decirlo con una educación libre del lucro, en donde se benefician los que mas tienen, a costas de la inocencia de que quienes tienen menos y que simplemente anhelan mejorar su calidad de vida.
Por ultimo es necesario reconocer que la entrega de diversos bonos, subsidios y beneficios es solo una solución que a mi juicio es parche al problema de fondo.
Con estos datos en mente solo me queda por pensar que son dos las cosas que saltan a la vista. La primera es que no da lo mismo que nuestra economía crezca al 4% o al 5%, lo que hace intolerable la ausencia de reformas que permitan volver a crecer en torno al 5% o al 6%, en especial cuando muchas de estas soluciones están al alcance de la mano. Lo segundo y aunque parezca reiterativo señalo que la única manera de dotar a la población de una educación de verdad y de calidad es reformando nuestro sistema educativo actual con el fin del lucro a la educación.
¿Es tan difícil hacer esto en nuestro querido país que hace solo un día celebramos un nuevo aniversario de la llegada de la democracia y de la libertad?
Una solución que a mi entender no es solo frágil, sino que además deja de lado la importancia de la dignidad de las personas y su derecho a forjar sus propios destinos.

domingo, 5 de octubre de 2008

CRISIS DEL GAS: ¿ARBITRAJE O INTEGRACION LATINOAMERICANA?

La crisis del gas natural argentino ha llegado a un nivel crítico. Como se recordará, con fecha 24 y 29 de marzo de 2004, la Secretaría de Energía de Argentina dictó la resolución 265/2004 y la disposición 27/04, imponiendo restricciones a la exportación del gas natural a Chile. A partir del 1 de abril de 2004, Argentina decretó cortes de suministro. Estos cortes tienen relación con decisiones políticas internas del gobierno argentino, especialmente la fijación de un precio demasiado bajo y que en Argentina han aumentado artificialmente la demanda interna y desalentado las inversiones privadas en la producción y transporte de gas. Las resoluciones gubernamentales argentinas y el hecho de mantenerse por segundo año consecutivo esta restricción a las exportaciones hacia Chile, contravienen el “Protocolo Sustitutivo del Protocolo 2 del Acuerdo de Complementación Económica 16”, suscrito entre Chile y Argentina en 1995. En el acuerdo internacional, Argentina se obligó a no poner restricciones a que los productores y otros vendedores de gas natural de Argentina exporten gas natural a Chile, contando los exportadores argentinos con los correspondientes permisos de exportación, siempre y cuando no se haya comprometido el abastecimiento interno al momento del otorgamiento de tales permisos.Sin embargo, los exportadores argentinos se han visto afectados, desde abril de 2004, por un sistema mediante el cual con 24 horas de anticipación la autoridad argentina les comunica suspensiones de las autorizaciones de exportación del gas para redireccionarlo a abastecer la demanda interna, distinta y adicional a aquélla que pudiere estar afecta a compromisos previos al permiso de exportación. Las resoluciones del gobierno argentino han contravenido el Acuerdo Internacional GATT 1994 de la OMC, que en su artículo XI establece la eliminación general de las restricciones cuantitativas a la exportación, y en su artículo XIII la exigencia de no-discriminación en las exportaciones. ¿Cuáles son los derechos y caminos legales que tienen los particulares y el Estado de Chile frente a esta violación del Derecho Internacional cometida por el actual gobierno argentino?En primer lugar, las empresas chilenas afectadas pueden acudir al procedimiento de reclamo establecido en el artículo 27 del protocolo adicional 2, del Acuerdo 16 ante la Direcon, quien debe adoptar las medidas que estime pertinentes. A continuación, el Estado chileno debe pronunciarse si ejercerá su derecho de iniciar el procedimiento de solución a la controversia, al amparo del artículo 11 de su protocolo sustitutivo. El procedimiento no comienza de inmediato con un arbitraje, sino que hay una negociación directa, con carácter formal, por un plazo máximo de 30 días. Si esto no tiene éxito, Chile podría recurrir a un arbitraje donde el tribunal tiene máximo 60 días para resolver. El tribunal puede facultar a Chile para aplicar una suspensión o retiro total o parcial de concesiones o beneficios otorgados al amparo del Acuerdo 16.Un segundo camino consiste en que las empresas chilenas ejerzan su derecho de petición constitucional para exigir al Estado chileno que someta el caso ante la OMC. En este caso existe primero un procedimiento de negociación y consultas formales, y puede derivar en la aplicación del mecanismo de resolución de controversias de la OMC. El resultado de esta vía puede ser una o más recomendaciones del panel arbitral a las partes y/o una autorización para suspender beneficios o concesiones económicas y/o la aplicación de medidas compensatorias. Esto puede ser más eficiente, considerando el ambiente claramente desfavorable, dentro de la OMC, para imponer restricciones al comercio internacional de gas que resulten en subsidios de precio en el mercado interno.Un tercer camino consiste en que las empresas demanden a sus proveedores argentinos por no haber adoptado las medidas necesarias ante la previsible disminución de abastecimiento de gas y por no haber ejercido sus derechos para cuestionar la legalidad de las restricciones impuestas por el gobierno argentino.La disyuntiva aparente del Estado chileno, no es una decisión fácil. Hay por un lado un tema práctico: el interés inmediato de Chile es obtener más gas argentino. No está claro que una resolución arbitral favorable produzca ese resultado, si Argentina no tuviera, en el corto o mediano plazo, la disponibilidad de reservas o capacidad de producción, o si el gobierno trasandino no fuere capaz de enfrentar recortes internos adicionales en el suministro. Es más, en una reciente visita a nuestro país el presidente argentino habría amenazado con un corte total e inmediato de la exportación si Chile inicia las acciones legales. Pero por otro lado, una actitud débil del gobierno chileno, en el terreno político-diplomático, tiene al menos dos efectos negativos. El primero es reducir la capacidad de presión y negociación del gobierno chileno para obtener más gas argentino. El segundo, una desvalorización jurídica y política de la estrategia bilateral de apertura en el comercio exterior seguida por Chile a partir de los años 90, cuya expresión más elocuente son los acuerdos de complementación económica, como el Acuerdo 16, y en años recientes los tratados de libre comercio. La mejor opción sería iniciar los mecanismos formales de consulta en la OMC, lo cual es compatible con una vía política-diplomática activa y exitosa en el corto plazo, que involucre no sólo los mejores esfuerzos de suministro por parte del gobierno argentino, sino también un diseño más amplio de integración energética en la región, incluyendo países como Perú y Brasil. En el mediano y largo plazo, será necesario no sólo reestructurar la matriz energética sino también diversificar fuentes de suministro de gas natural, para incluir gasoductos adicionales con terceros países cercanos geográficamente y sistemas de licuación, transporte marítimo y regasificación para suministros provenientes de países más lejanos. La integración subregional y regional en Latinoamérica es una necesidad económica, en materia energética, no sólo para Chile sino también para varios otros países de la región (incluyendo Argentina). Por ello, no basta sólo pensar en acciones legales para hacer cumplir las normas de la OMC o el Acuerdo 16, debiéndose además rediseñar el débil andamiaje jurídico de la integración, incluyendo un sistema eficaz de solución de controversias e incumplimientos.

miércoles, 1 de octubre de 2008

PARTICIPACION CIUDADANA O DERECHO DE LA ELITE POLITICA

La postransición chilena a la democracia para algunos, la consolidación de la democracia a mi entender ha generado enormes desafíos a los gobiernos de la Concertación. Esto se traduce en el programa "cultural" de la coalición, llámese programa cultural en términos de consulta ciudadana, participación y políticas inclusivas de desarrollo, en donde se generen los escenarios para visualizar y difundir una política de calidad.
Sin embargo estimo que en este proceso de mayor democratización aún existen insuficiencias del modelo electoral y de mercado heredado por la dictadura. Digo esto porque creo que no se puede hablar de un proceso óptimo de democratización cuando existe un malestar de la población y de sobremanera de los jóvenes en aspectos sociales, políticos, económicos y culturales, en donde la voz de los jóvenes no se hace presente en las grandes desiciones de país.
Pese al crecimiento económico, al aumento de las inversiones en educación y salud y de la mayor tolerancia cultural, los jóvenes se sienten excluidos en la generación de ideas, propuestas y soluciones, ya que existe esa otra dictadura, que aún cuando no viola los derechos humanos, sí mata la ilusión, el involucramiento y el encanto de los jóvenes por la educación cívica que lleva consigo una buena calidad de la política
A mi entender la calidad de la política se basa principalmente en que todos los espectros del abanico político tengan la debida y democrática representatividad y por otro lado los nuevos líderes del Chile del bicentenario tengan la oportunidad de transformarse en el pilar fundamental en la implementación de políticas publicas que hablen de un país en pleno desarrollo.
Intentando ir más allá de los juicios a menudo grandilocuentes referidos a un supuesto estado de "crisis" de la democracia, de la representación, de los actores políticos y, por lo tanto, de la propia política, una parte de la literatura científica se ha interesado en mejorar el ejercicio de la actividad política. En tal sentido, se trata de una literatura que asume y reconoce su afán normativo, cuya expresión y puesta en forma académica es lo que se conoce como "calidad de la política".
Sin embargo, para que este tipo de aproximaciones fuesen posibles, resultaba necesario concordar en la constatación, hoy evidente, de una política que ha perdido relevancia, pertinencia, representatividad, eventualmente nobleza y seriedad, y de seguro centralidad por causas y razones extremadamente complejas. A partir de una reflexión acerca de la actividad política en nuestro país a través del escrutinio de los actores que habitan o incursionan decisivamente en el campo político, será posible avanzar en modalidades de tratamiento destinadas a producir una política de mejor calidad, lo cual supone a mi humilde entender establecer parámetros mínimos que permitan reconocer una actividad política como deficiente.
Cualquier tipo de intervención correctora de la brecha democrática existente entre representantes y representados a través de la acción publica debe asentarse de
modo realista en las propiedades generales del campo político y en un interés y seguimiento del juego político que dista mucho de ser racional, regular y constante por parte de los ciudadanos comunes y corrientes. En tal sentido, una eventual acción publica correctora de esta brecha, tendiente a mejorar la calidad de la actividad política, debe en primer lugar relativizar, o si se prefiere atenuar, el carácter profesional de los agentes políticos y de sus praxis en torno a ella, particularmente a través de las medidas que reduzcan y eliminen las ocasiones y los riesgos de "contaminación" de la lógica democrática del campo político por intereses privados (especialmente los que se refieren y se encuentran localizados en las regiones económicas del espacio social), o de redefinición del interés público o del bien común por intereses particulares.
Reconociendo el carácter deseable de la participación de la sociedad y en especial de los jóvenes en política, solo puede intervenir sobre los incentivos para la participación, tanto en el plano electoral, profesional y transparente de la actividad política:
• Regulación de las lógicas de salida del sector publico, especialmente después de haber ocupado posiciones estratégicas o sensibles en los sectores económicos gubernamentales, y de entrada al ámbito privado, generalmente empresarial.
• Financiamiento público de las campañas electorales, en donde el registro electoral controle y sea el ente fiscalizador de estas practicas, de modo de transparentar los mecanismos privados de financiamiento.
• En el ámbito parlamentario, considerando el fuerte y paulatino deterioro de la credibilidad del parlamento por parte del ciudadano común, según encuestas existentes en nuestro país, resulta importante no solo hacer formalmente publico sino solemnizar la oficialización del reajuste anual del sistema de remuneraciones "la dieta parlamentaria", a través de las praxis de pedagogía cívica mediante las cuales se explique al ciudadano común y elector los fines de dicho sistema de remuneraciones.
• Introducir la obligatoriedad de la rendición publica y solemne de cuentas anual de la actividad de cada autoridad política unipersonal electa (en el sistema político chilensis, Presidente de la Republica, Senadores, Diputados y Alcaldes)
• Reducir la posibilidad de ser reelecto diputado, senador y alcalde a dos periodos.
• Rediciendo los costos (en tiempo y energía) para la inscripción en los registros electorales, transitando hacia un sistema de inscripción automática y de voto voluntario.
• Reduciendo los aspectos de la participación electoral del ciudadano, eliminando no solo la obligatoriedad del voto, sino que también de la vocalía de mesa, lo cual supone transitar (como la lo han hecho las casi totalidad de las democracias europeas) hacia un sistema remunerado de ejercicio de la función de vocal de mesa, o de compensación de dicho desempeño a cambio de dos días libres de trabajo laboral.
• Regular la difusión de los resultados de las encuestas de opinión y la producción de dichos estudios, mediante la obligatoriedad de dar a conocer enteramente y de modo perfectamente transparente los respectivos diseños muestrales, con sus ventajas y limites.
• Multiplicidad, desde el ámbito local hasta el nacional, los esquemas de democracia directa y semi-directa: plebiscitos, referéndums de iniciativa
popular, consultas no necesariamente vinculantes, presupuestos participativos.
• Buscar los lineamientos en que se regule y se transparente el gasto fiscal, considerando además la regulación y fiscalización de los individuos que tengan acceso a información secreta y privilegiada por parte de la SVS como ente regulador.
Este documento de reflexión no es escrito con un carácter político científico, sino más bien con un carácter de visión democratizadora, en donde pretendo plasmar acciones publicas correctivas que van desde el espacio profesionalizado, diferenciado hasta el ámbito profano de ciudadanos muy desigualmente atentos e interesados por la política.

domingo, 28 de septiembre de 2008

LA CRISIS DEL GAS EN CHILE ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Mientras la integración europea se basa en la ley comunitaria, que conlleva cesión de soberanía por los países que la suscriben, Chile discute con Argentina el cumplimiento de protocolos energéticos y con Bolivia sobre un acceso soberano al mar.
Diplomáticos europeos destacados en Chile, que siguen la crisis del suministro de gas, no se han extrañado por la falta de cumplimiento de los compromisos de Argentina, derivados del protocolo gasífero de 1995. El problema lo ven en el contexto histórico de América Latina y aducen que es una constante de la región la no observancia de los acuerdos internacionales. Argentina, particularmente dicen, se ha distinguido por una conducta displicente en ese sentido y, como se ve ahora, la mantiene no sólo en sus relaciones con los organismos crediticios de los cuales es fuerte deudor.
Esta visión europea está, desde luego, determinada por la cultura integracionista desarrollada desde 1950, cuando se dieron los primeros pasos para la creación de la Comunidad del Carbón y el Acero, CECA. Ella significó la puesta en común de ambos recursos por seis países, entre los que destacaron Francia y Alemania, que fueron feroces adversarios en la segunda guerra mundial, una conflagración que había terminado apenas cinco años antes.
Desde el sábado 1 de mayo, la Unión Europea que es en lo que derivó esa incipiente CECA cuenta con 25 países miembros, incluyendo ahora a ocho ex países comunistas que se enfrentaron a Europa Occidental en la larga guerra fría.
América es mucho más joven para ser comparada con el viejo continente, pero se pueden argüir dos argumentos para considerar no tan arbitrario un paralelo entre una y otra región.
En América del Norte se consolidó tempranamente lo que muchos consideran el modelo más acabado de integración: los Estados Unidos de América, una federación de la que Europa está lejos aún.
Por su lado, los Estados Desunidos del Sur han considerado siempre que son "una gran nación deshecha", como dijera Andrés Bello, el venezolano que fue primer rector de la Universidad de Chile. En consecuencia, se ha soñado en esta parte del mundo, primero, con la patria bolivariana y, después, con una integración al estilo europeo,
Ahí están para testimoniarlo múltiples iniciativas, como la ALALC, luego transformada en ALADI, es decir, de una Asociación de Libre Comercio se convirtió en una de Integración; la SIECA, que es la unión de las economías centroamericanas; el Pacto Andino, hoy Comunidad Andina y, finalmente, el MERCOSUR.
Con estas dos últimas agrupaciones Chile ha tenido una actitud reticente: durante el régimen militar se desembarcó de la integración con Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia y, ya vuelta la democracia, no se integró al Mercosur con Argentina, Brasil, Uruguay Paraguay, quedando hasta hoy sólo como un asociado, al igual que Bolivia.
Las razones esgrimidas por Santiago son las diferencias en la liberalización del comercio exterior, que en Chile es notablemente más avanzada que en cualquiera de los otros países mencionados.
Esto explicaría, en último término, que este país haya logrado acuerdos con espacios más desarrollados, como el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y la Asociación Política y Económica con la Unión Europea. Y subraya, a la vez, la lejanía producida con los vecinos del barrio latinoamericano.
La calidad de estrella internacional lo ha alejado de los escenarios regionales y esto explica, en parte, la desafección con que Argentina ha tomado el suministro de gas que le debe a Chile, y el acentuamiento de la hostilidad de Bolivia, que ha visto como propicia la coyuntura para darle duro al autor de su enclaustramiento.
Los europeos que han opinado reservadamente en Santiago de la crisis que les ha tocado presenciar dicen que es inútil acudir a instancias internacionales de arbitraje, para obligar a Argentina a cumplir y a Bolivia de abstenerse de colocar cláusulas hostiles en sus contratos de aprovisionamiento.
En el primer caso, un personero alemán acudió a un dicho de su país, diciendo que "es como meter la mano en el bolsillo de alguien que está desnudo". En el caso boliviano, empresarios europeos ven con fastidio que se insista en hablar de soberanía para un acceso al mar. Es un término para ellos obsoleto y corresponde a la primera mitad del siglo pasado, dicen.
La integración presupone cesión de soberanía en todos los ámbitos en que se alcance acuerdo y eso es lo que necesitan países como Chile y Bolivia, no discutir de enclaves y corredores soberanos, sino de una integración cada vez más completa y eficiente que signifique, por ejemplo, el uso de todos los puertos que sea posible, privatizados o no.
Pero como se trata de países que no se tienen confianza mutua y esto abarca a la Argentina también es criticable, para los europeos, que Chile haya apostado tanto al gas trasandino y no se haya preocupado más de diversificar sus fuentes de abastecimiento energético.

lunes, 22 de septiembre de 2008

REALIDAD SOCIAL O MALDITA COINCIDENCIA

Al momento de mirar la sociedad cada día me convenzo más de que nuestro país necesita conocer e interiorizarse de una palabra que dice mucho “Educación Cívica”. Que duda cabe, si educación cívica muchas veces se enseña como cualquier cosa rara, menos lo que involucre la integración ciudadana en materias de políticas públicas. Palabra a mi entender extra singular ya que involucra términos ultra complejos como estudio de realidad contemporánea, sociedad, política, hechos históricos, realidad social.

Aquí me detengo en esta palabra de dulce y agraz “política”, palabra madre de algunos que interpreta su filosofía de vida y odiada por otros. Si bien es cierto, no soy un politólogo, pero entiendo que esta palabrita no es solo el arte de gobernar, sino que a mi humilde entender es el arte de realizar con vocación de servicio lo que se considera correcto considerando el espectro más amplio de los criterios éticos y por cierto promoviendo la praxis del bien común.

Digo esto porque en este momento nuestro país vive una situación que escapa solo de la siembra de la democracia y de la justicia social sino que en ciertos ámbitos refleja una alicaída igualdad de oportunidades para todos, es tiempo que nuestro Chile se generen verdaderas reformas, tanto constitucionales como políticas, en donde esté implícita la integración y participación ciudadana y no la participación solo de las elites.

Ahora esta todo centrado en la reunión de la Unasur en donde se pretende dar un carácter de unidad latinoamericana inexistente, cuando lo que realmente interesa en este Chile del bicentenario es el sentir de su pueblo.

Hace un tiempo atrás se prometió un gobierno ciudadano, propuesta que a mi entender es discutible, desde el punto de vista de la aún cuestionada integración de los jóvenes, los adultos mayores, minorías, etc. Sin embargo, cabe señalar además que nuestro país no puede generar políticas publicas verdaderas, ya que aún se lleva el peso de la inercia de la dictadura que solo pretende dejar marcada a una derecha destructiva, solventada solo por prejuicios y carente de propuestas sociales.

Más que reunión constitutiva de elección de delegados de la Unasur, existe un tema muy latente en el corazón y la mente del ciudadano, como lo es el criticado Transantiago y su cuestionada inyección de recursos que genera desigualdad de crecimiento referente al resto de las regiones. El transporte público urbano como lo es éste, necesita consulta pública, creo que se debe hacer una reingeniería respecto del diseño del sistema, considerando la malla de recorridos por medio de tramos bien demarcados.

En la concurrencia de la ciudadanía está el Estado quien como ente que diferencia el margen entre representante respecto a los representados, gobernante de los gobernados adquiera la figura de un fiscalizador implacable de los cuestionados operadores del AFT. No se puede culpabilizar a figuras como Cortázar y Espejo, de los magros resultados de la implementación y puesta en marcha de este sistema de transporte publico, cuando la gente elige un gobierno lo elige para gobernar y generar bienestar y no para culpabilizarse en términos sectoriales, los gobiernos trabajan en equipo, la voz del gobierno es una sola y por tanto debe tomar conciencia que los chilenos en su pleno derecho democrático de elegir representantes lo hace por lograr el bien común, dar mejor calidad de vida y no de bienestar político en donde en esta sociedad actual corre solo por cuenta de algunos que se benefician a costas del sufrimiento del pueblo chileno. Este es un problema transversal, que implica un involucramiento de todos y no de aquellos que son pequeños genios que sueñan con la frase cliché de crecimiento con equidad.

domingo, 21 de septiembre de 2008

EL MERCADO ELECTRICO CHILENO

El mercado eléctrico en Chile está compuesto por las actividades de; generación, transmisión y distribución de suministro eléctrico. Estas actividades son desarrolladas por empresas que son controladas en su totalidad por capitales privados, mientras que el Estado sólo ejerce funciones de regulación, fiscalización y de planificación indicativa de inversiones en generación y transmisión, aunque esta última función es sólo una recomendación no forzosa para las empresas. Participan de la industria eléctrica nacional un total aproximado de 31 empresas generadoras, 5 empresas transmisoras y 36 empresas distribuidoras, que en conjunto suministran una demanda agregada nacional que en el 2002 alcanzó los 42.633,3 GWh. Esta demanda se localiza territorialmente en cuatro sistemas eléctricos (SING, SIC, Aysén y Magallanes).El principal organismo del Estado que participa en la regulación del sector eléctrico en Chile es la Comisión Nacional de Energía (CNE), quien se encarga de elaborar y coordinar los planes, políticas y normas necesarias para el buen funcionamiento y desarrollo del sector energético nacional, velar por su cumplimiento y asesorar a los organismos de Gobierno en todas aquellas materias relacionadas con la energía. GeneraciónEste segmento está constituido por el conjunto de empresas eléctricas propietarias de centrales generadoras de electricidad, la que es transmitida y distribuida a los consumidores finales. Este segmento se caracteriza por ser un mercado competitivo, con claras deseconomías de escala en los costos variables de operación y en el cual los precios tienden a reflejar el costo marginal de producción.

Transmisión
El sistema de transmisión corresponde al conjunto de líneas, subestaciones y equipos destinados al transporte de electricidad desde los puntos de producción (generadores) hasta los centros de consumo o distribución. En Chile se considera como transmisión a toda línea o subestación con un voltaje o tensión superior a 23.000 Volts. Por Ley, las tensiones menores se consideran como distribución. La transmisión es de libre acceso para los generadores, es decir, estos pueden imponer servidumbre de paso sobre la capacidad disponible de transmisión mediante el pago de peajes. El transmisor no tiene obligación de servicio, no siendo responsabilidad de éste el invertir en nuevas líneas o en ampliaciones de las mismas. En el sistema de transmisión se puede distinguir el sistema troncal (conjunto de líneas y subestaciones que configuran el mercado común) y los sistemas de subtransmisión (que son aquellos que permiten retirar la energía desde el sistema troncal hacia los distintos puntos de consumo locales).La coordinación de la operación de las centrales generadoras y las líneas de transmisión, es efectuada en cada sistema eléctrico por los Centros de Despacho Económico de Carga (CDEC). Estos organismos no poseen personalidad jurídica y están constituidos por las principales empresas generadoras y transmisoras de cada sistema eléctrico.Distribución Los sistemas de distribución están constituidos por las líneas, subestaciones y equipos que permiten prestar el servicio de distribuir la electricidad hasta los consumidores finales, localizados en cierta zona geográfica explícitamente limitada. Las empresas de distribución operan bajo un régimen de concesión de servicio publico de distribución, con obligación de servicio y con tarifas reguladas para el suministro a clientes regulados. Estas empresas operan en su zona de concesión sin que exista posibilidad de competencia, dado que son monopolios naturales.

Existen en Chile cuatro sistemas eléctricos interconectados. El Sistema Interconectado del Norte Grande (SING), que cubre el territorio comprendido entre las ciudades de Arica y Antofagasta con un 34,83% de la capacidad instalada en el país; el Sistema Interconectado Central (SIC), que se extiende entre las localidades de Taltal y Chiloé con un 64,33% de la capacidad instalada en el país; el Sistema de Aysén que atiende el consumo de la Región XI con un 0,22% de la capacidad; y el Sistema de Magallanes, que abastece la Región XII con un 0,62% de la capacidad instalada en el país.

jueves, 18 de septiembre de 2008

ORIGEN DE LA CRISIS DEL GAS EN CHILE

La historia de esta prolongada crisis se remonta al 2001, cuando Argentina vivió la más grave crisis económica que haya enfrentado nuestro continente, lo que llevó al Gobierno trasandino de la época a decretar un congelamiento de tarifas de los servicios básicos (entre ellos el gas), a fin de evitar un conflicto social a raíz del impacto que produciría la “pesificación” de valores que hasta ese año estaban expresadas en dólares.

Ello llevó a que las empresas argentinas dejaran de invertir, lo que limitó la capacidad de producción y de transporte en relación con la demanda de la población e industrias. Hoy, productores como Repsol-YPF, Total y Petrobrás aún negocian reajustes con la Casa Rosada.

Por ello nuestro país puede seguir siendo afectado a raíz de que el gas argentino es la principal fuente de suministro para generación eléctrica, si el Gobierno argentino no logra acuerdo con las empresas y éstas no retoman las inversiones que permitan aumentar la producción de gas natural, pues el origen del problema está en la política de precios en Argentina, al subsidiar un recurso escaso haciendo explotar la demanda interna y desincentivando las inversiones.

El 7 de julio de 1995, los gobiernos de Argentina y Chile suscribieron el Protocolo de Integración Gasífera y Suministro de Gas Natural, acuerdo que selló la integración energética entre ambos países. Argentina se convirtió, entonces, en el único proveedor de gas natural para nuestro país.

Este acuerdo definió un mercado común entre ambos países y estableció el “Principio de no discriminación”, en virtud del cual, ante situaciones de restricción o escasez del recurso, los Estados deberían mantener la proporcionalidad en el suministro de gas existente en condiciones normales. Este marco jurídico permitió que en nuestro país se construyeran gasoductos, centrales de generación eléctrica que funcionan en base a este combustible y redes de distribución, que permitieron llevar un combustible limpio y más barato a un número creciente de hogares, comercio e industrias, a partir de 1997. Estas inversiones superaron los US$ 5.500 millones.

Sin embargo, vulnerando los compromisos jurídicos internacionales asumidos por ambos Estados, las autoridades argentinas comenzaron a aplicar una serie de medidas administrativas y resoluciones diversas que, desde el año 2004 a la fecha, han restringido el suministro de gas hacia nuestro país, afectando particularmente al sector industrial y generadoras eléctricas.
El origen de esta situación se encuentra en el déficit energético que ha afectado al vecino país, que se resume en un fuerte incremento del consumo de gas natural frente a una oferta estancada. Esta situación fue el resultado de la política de congelamiento de precios implementada por el gobierno de argentino en 2002, que se tradujo en un precio del gas artificialmente bajo. Como consecuencia, aumentó la demanda por el combustible tanto para uso industrial, residencial (calefacción) como también para el transporte y desincentivó a las petroleras a invertir en mejores tecnologías y en exploración.

En resumen mis estimados amigos lectores, la solución de corto plazo al déficit pasa porque los Gobiernos de Chile y Argentina le den un paraguas político de integración y hermandad a la solución de carácter técnico. Es por ello que en las próximas semanas les seguiré comentando sobre esta importante situación interna y externa que vive nuestro país, ya que soy un convencido que los ciudadanos debemos estar bien informados sobre las políticas públicas que de algún u otro modo nos afecta al crecimiento económico, político y social.

PANORAMA GASÍFERO EN SUDAMERICA

Contar con un suministro de gas natural en América del Sur se ha convertido en una prioridad política de los gobiernos de la región. Sobre todo cuando las principales economías del Cono Sur: Argentina, Brasil y Chile crecen a ritmos acelerados de la mano de la estabilidad macroeconómica que gozan en la actualidad. Mientras países como Venezuela, Bolivia y Perú son exportadores netos de gas natural, otros son mayoritariamente importadores, como Chile. De ahí la convergencia entre productores y consumidores que intentan generar ambiciosos proyectos como el hoy en día menos probable Anillo Energético que pretende llevar gas peruano a cinco países- o el más ambicioso y reciente plan de interconexión energética denominado Gasoducto del Sur, impulsado por Venezuela y sus socios del MERCOSUR: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, además de Bolivia.

Sin embargo, existen dudas sobre la viabilidad de la integración energética considerando los conflictos diplomáticos y discrepancias comerciales que la asolan. Argentina y Bolivia acordaron un mayor precio por el gas natural que la primera le compra a la nación altiplánica, y que ha buscado adaptar sus precios a la realidad internacional. Esto generará un aumento del precio del insumo que Argentina a su vez
vende a Chile, al que Bolivia se niega a proveer directamente mientras éste no acceda a su histórica demanda de acceso al mar. Brasil, Paraguay y Uruguay también deberán pagar más por el gas natural que compran a Bolivia y Argentina. El mercado del gas natural en esta zona se concentra en Argentina, ya que le corresponde el 80% de la demanda regional. Se prevé que a corto plazo esta situación cambiará a medida que avance la integración económica regional.

En la región existen cuatro cuencas gasíferas y se encuentran divididas entre Argentina (Austral, Neuquén y noroeste) y Bolivia en el departamento de Santa Cruz, sin descartarse la que está ubicada en la provincia peruana de Camisea. Cabe destacar que estas cuencas están lejos de los grandes centros de consumo: Buenos Aires, Santiago y Sao Paulo, lo que demandará grandes inversiones para lograr integrar a la región.

Es por ello mis amigos lectores que a continuación les presento algunas propuestas que creo que podrían mitigar esta crisis que no solo la afecta a nuestro país sino también a los países vecinos al nuestro:

La Comunidad Sudamericana de Naciones puede y debe formular e implementar un plan de integración energética de largo plazo que tenga como fin satisfacer los requerimientos de sus estructuras económicas, de modo que los aparatos productivos nacionales de la región tengan acceso a fuentes de energía abundantes y baratas, a los efectos de llevar a cabo un proceso de reindustrialización y avance científico-técnico autónomo en un contexto de Integración Regional Sudamericana (energética-industrial-tecnológica) que eleve las condiciones de vida de nuestros pueblos.

El sector energético es a la infraestructura material básica, el equivalente de la educación para la configuración cultural esencial. Ningún país será realmente soberano mientras no tenga asegurado el control y planificación irrestricta de estas áreas, pues la soberanía, en la práctica, se manifiesta en la elevación de las condiciones de vida del pueblo. Para tales efectos, es necesario concretar los proyectos PetroSur y Gas del Sur (en el marco de PetroAmérica, incluyendo en un sentido más amplio a Petrocaribe), construir redes de gasoductos y electroductos, refinerías y petroquímicas, compartir las riquezas gasíferas y petrolíferas de Venezuela y los recursos hídricos que abundan en gran parte de la región, socializar el conocimiento en materia de tecnología nuclear por parte de Argentina y Brasil, garantizar y declarar el acceso a la energía como un derecho humano y fijar los precios de combustibles y tarifas de gas y electricidad de acuerdo a los precios relativos de las economías locales.

Por otra parte, urge la necesidad de controlar la diversificación estratégica de los agentes económicos privados que operan en los mercados ampliados de la energía y castigar sus prácticas mafiosas, así como también prohibir la exportación de hidrocarburos y derivados en países con escaso desarrollo de sus mercados domésticos o cuando los horizontes de vida de sus respectivas reservas sean inferiores a los 15 años, limitar la dependencia económica, tecnológica y cultural con los países centrales, interrumpir los tratados de "libre comercio" promovidos por EE.UU. o por cualquier miembro del G-7, Rusia y China, hasta tanto sean beneficiosos para las partes involucradas, y rechazar los lineamientos propositivos de los organismos internacionales de crédito.

Amigos la próxima semana les comentare sobre el origen de la crisis del Gas en nuestro país y de cómo esta crisis afecta la economía y el crecimiento sustentable de nuestro país.

LA REALIDAD GASÍFERA EN CHILE

Estimados amigos lectores, tal como les comente en el articulo anterior la realidad energética no es solo un hecho casuístico e irrelevante que afecta al mundo, sino que es un tema que por largos años afecta a Sudamérica y en especial a nuestro país referente a la dependencia energética, es por ello que esta semana les comentare con la disposición gasífera que cuenta Chile a lo largo y ancho de su territorio.

En el caso de nuestro país, el principal abastecedor de gas natural es Argentina, con aproximadamente el 90%. El gas se trae principalmente desde los yacimientos ubicados en la provincia de Neuquén, donde existen diversos gasoductos que traspasan la cordillera para satisfacer nuestras demandas.

A continuación se describe la ubicación de todos los gasoductos nacionales y transandinos separando por cada zona del país (Norte-Centro-Sur):

· En la zona Norte, comienzan a operar en 1999 con el funcionamiento de dos gasoductos: Gas Atacama y Norandino, ubicados en la segunda región. Estos traen gas desde Argentina hasta centrales de ciclo combinado dentro del Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) y para proyectos mineros de la zona.

Sin embargo, en el año 2000 entró en funcionamiento el gasoducto Tal-tal, que trae gas desde el gasoducto Gas Atacama hasta futuras centrales del norte, que entrarán en la red del Sistema Interconectado Central (SIC).

· La zona Centro, es abastecida por el gasoducto GasAndes, que trae gas desde la cuenca Neuquina hasta el sector de Santiago, suministrando principalmente a Metrogas y a tres centrales del SIC. La Quinta Región es abastecida desde el city gate de GasAndes por la empresa Electrogas S.A.

Para el caso de la zona centro-sur, Gasoductos del Pacífico inició el transporte de gas desde la cuenca Neuquina hasta la séptima región, en Octubre de 1999, para abastecer principalmente a empresas distribuidoras industriales y residenciales.

· En el caso de la zona Sur, ha habido proyectos de gasoductos desde 1961, cuando ENAP comienza a explotar algunos yacimientos en la zona de Magallanes. En el año 1971 se crea el primer gasoducto comercial del país: Posesión-Cabo Negro, para abastecer el consumo comercial y residencial de Punta Arenas y algunas instalaciones intermedias.

La próxima semana mis amigos les comentaré sobre la realidad gasífera que se refleja en Sudamérica, ya que creo firmemente que es necesario dar a conocer estos antecedentes que por medio de acuerdos internacionales nuestro país a firmado con los diversos países de la región y que de alguna manera se deben hacer presente al momento que nuestro país esta pasando por una de las crisis mas grandes en materia geopolítica y que sin duda afectan al capital mas desvalido y mas importante de todos, como lo es su gente.

MONOGRAFIA DE UNA CRISIS QUE AFECTA A CHILE

Que buena parte de la agenda de nuestro país esté relacionada con el tema energético no es casualidad, algunas situaciones como el suministro de gas natural argentino a Chile apuntan a lo que ya se perfila como una de las realidades geopolíticas dominantes de esta era y que se refleja con la creciente importancia de la variable energética en el escenario mundial.

A fines de los años 90, un asesor de la casa blanca, exponiendo ante el Centro de Estudios Internacionales Estratégicos en Washington, graficaba la creciente interdependencia energética de esta manera: “cuando un brasileño calienta su café en la mañana probablemente usa electricidad de una planta en Uruguay que funciona con gas natural de Argentina entregado por una empresa chilena y maneja a su trabajo en un automóvil que utiliza gasolina venezolana”.

De hecho el entorno regional es prueba fehaciente del peso de la energía como variable geopolítica. Por ejemplo, como explica José Rodríguez Elizondo en su obra “Las crisis energéticas en el gobierno de Lagos”, hasta el 2004 la tensión entre Chile y Bolivia se expresó en conflictos de carácter terrestre, marítimo o por aguas transfronterizas, pero tras el hallazgo de reservas de gas en ese país, su gobierno planteó el conflicto bajo la forma de un trueque: si Chile quería gas, debía devolver a Bolivia su cualidad marítima.

Hechos posteriores como el fallido proyecto de sacar gas boliviano al Pacífico vía puerto chileno (lo trajo consigo roces con el Perú), el contrato de “ni una molécula de gas para Chile” y las dificultades de carácter diplomático con Argentina por su política gasífera dan cuenta de cómo la energía a cobrado importancia como variable geopolítica para nuestro país.

El precio del petróleo ha posibilitado que Venezuela utilice el hidrocarburo como parte de su arsenal diplomático, mientras que el consumo de gas entre Argentina y Brasil determina su relación como productores siguiendo el ejemplo de Perú o Bolivia (cuyo gobierno hace poco tiempo acaba de nacionalizar los hidrocarburos).

Varios factores explican el creciente peso geopolítico de la energía a nivel mundial. Un factor clave es la economía China, que depende de un suministro energético estable y cada vez mayor, lo que, a su vez, presiona las condiciones del mercado global. La política internacional de Beijing sólo tiene dos ejes: recobrar la soberanía sobre Taiwán y asegurarse abastecimiento energético confiable. El interés no es sólo económico, ya que si decae el crecimiento, aumenta la insatisfacción social y las tensiones políticas. En Europa, Rusia utiliza su calidad de gran proveedor de gas y en enero cortó el suministro a Ucrania como medida de presión; Beijing y Tokio, a menudo se disputan la propiedad de campos gasíferos bajo el mar de China; la intención de India de construir un gasoducto desde Irán molesta a EE.UU. y complica la posición de Pakistán, por donde eventualmente pasaría; mientras que Asia y las reservas del Mar Caspio son un botín por el que compiten todas las grandes potencias.

En este contexto internacional de fuerte competencia por los recursos energéticos, un país pequeño no debe cerrarse a ninguna alternativa. En suma, todo apunta a que la energía será un área crecientemente gravitante y compleja de cualquier política de relaciones exteriores, es por ello mis amigos lectores que en las próximas semanas les quiero comentar sobre esta trascendental instancia que vive nuestro país relacionada a esta materia y de los recursos que dispone nuestro país tanto en su propio territorio como en los países de la región de tal manera de que esta crisis no afecte a su capital humano que sin duda es el recurso sustentable mas importante de cada nación.

LOS EFECTOS DEL CAMBIO GLOBAL EN CHILE

Los efectos del calentamiento global no se han sentido con gran fuerza en el país debido a la influencia sobre el clima de los océanos que nos rodean. Además, la corriente de Humboldt también ayuda a mantener las temperaturas más bajas. Sin embargo, esto no nos exime de las consecuencias del cambio climático. En los últimos 100 años la temperatura del planeta aumentó 0,7ºC, según reportes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC). Once, de los últimos 12 años, han sido los más cálidos desde que comenzaron los registros históricos en 1850, y a nivel global, la actual temperatura es la más alta de los últimos mil años.

En nuestro territorio, diversos estudios acusan ya algunos cambios:
Las lluvias disminuyen: El Núcleo Científico Milenio FORECOS, de la Universidad Austral de Chile, documentó una sostenida disminución en las precipitaciones, en los últimos 71 años, tras analizar los registros de estaciones meteorológicas ubicadas entre Concepción y Puerto Aysén. En este período, en Valdivia las precipitaciones han disminuido en 540 milímetros. En la misma línea, datos de la Dirección Meteorológica de Chile, muestran cómo en los últimos 100 años las precipitaciones tienden a disminuir en la zona central del país. Forecos también observó una clara tendencia a la baja en los registros de caudales de ríos de la X Región.
· Los glaciares retroceden: El 90% de los glaciares cordilleranos están disminuyendo. En tanto que en Campos de Hielo Sur se registran retrocesos de hasta 30 metros por año. Esto según estudios del Centro de Estudios Científicos (CECS) de Valdivia.

· Aumenta el nivel del mar: Según el glaciólogo Gino Casassa, del CECS, el mar está aumentando su nivel a razón de 0,3 cm por año.

· Hay cambios en la vegetación: Estudios realizados en base a los anillos de crecimiento de árboles, por el Núcleo Científico Milenio FORECOS sugieren que la distribución de la vegetación de la zona sur austral está sufriendo cambios importantes. “Se espera que los límites de distribución de algunas especies se desplacen hacia el sur, lo que podría afectar de manera importante la biodiversidad, distribución y abundancia de especies en los bosques nativos”, explican.

Estimados amigos lectores esta es nuestra realidad, pero ¿qué predicen los informes y estudios para los próximos 100 años sobre los efectos que tendrá el calentamiento global en esta angosta y larga faja de tierra?, según datos:
Impactos en la pesca:
Un alza de la temperatura de las aguas, que afectaría la explotación de especies como el jurel, en la VIII Región, o la anchoveta, en la I y II Región; recurso fundamental para la industria de la harina de pescado.
La fauna marina chilena podría verse severamente alterada: actuales especies huirían por el alza de las temperaturas y llegarían otras desconocidas.
Un cambio en la salinidad del agua provocaría también el cambio climático, según el meteorólogo Jorge Carrasco. Esto modificaría la fauna existente en algunos fiordos o bahías productivas, debido a una variación del PH del agua que haría migrar a no pocas especies buscando condiciones más apropiadas para su subsistencia.
Aumentaría el nivel del mar (hasta 50 centímetros -en promedio- a lo largo del país), obligando a caletas y complejos portuarios a cambiar su posición.
La industria salmonera también se vería afectada, pues este recurso necesita aguas de temperaturas muy bajas para reproducirse.
Impactos en la agricultura:
El aumento de las temperaturas del centro del país y una baja en las precipitaciones, harán que parte de las actividades frutícolas tengan que desplazarse hacia el sur.
Las zonas más afectadas, por la baja de precipitaciones, serán las regiones V, VI y parte de la VII, y se prevé un incremento en la aridez del suelo.
La actividad forestal deberá adaptarse a este nuevo escenario climático.
Según estudios de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) encargó en el 2005 un estudio al Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile para proyectar cómo sería el clima en Chile a fines del siglo 21. Los principales resultados de este estudio sobre "Variabilidad climática en el territorio chileno en el siglo XXI", dicen relación con la temperatura y las precipitaciones:
En todo el país se apreciaría aumento de temperatura en ambos escenarios.
La mayor variación de temperatura sería en el norte grande y norte chico, y mayormente en la zona andina.
En el norte del país, en el sector altiplánico, se produciría un aumento de precipitaciones durante primavera y verano.
En el norte chico se estima un aumento pluviométrico durante el invierno.
En la zona central los resultados indicarían disminución de precipitaciones particularmente en latitudes medias (V a VIII regiones), y en las estaciones de verano y otoño.
En el sur (VIII a X regiones) habría una disminución de precipitaciones de hasta un 50% en verano, manteniéndose prácticamente inalterada la situación en invierno.
La región austral presentaría una disminución de la precipitación de un 25% aproximadamente, en verano, normalizándose hacia el invierno. En el extremo austral se apreciaría un leve aumento de las precipitaciones (de hasta un 20%), que se mantendría durante todo el año.
A estos resultados, se sumarán los datos aportados por distintos centros de investigación que actualmente estudian los efectos del cambio climático sobre el territorio, como el Departamento de Geofísica de Universidad de Concepción; el Instituto de Ecología y Biodiversidad (Iniciativa Científica Milenio); el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza) de la Universidad de La Serena; el Departamento de Química de la Universidad Federico Santa María; el Centro de Estudios Científicos (CECS) y el Núcleo Científico Milenio FORECOS.
Amigos, nuestro país no puede permanecer al margen de la investigación sobre el cambio global que se está produciendo, a riesgo de depender de interpretaciones hechas por otros en base a realidades ecológicas y sociales diferentes. La próxima semana comenzaré a comentarles sobre la crisis del gas en nuestro país y de sus efectos en la población chilena.