lunes, 25 de julio de 2011

NO A LA DEPENDENCIA ENERGETICA DE CHILE

Chile es un país dependiente del exterior en materia energética, puesto que importa cerca del 70% de su consumo energético (casi la totalidad del petróleo, carbón y gas natural que se consume es adquirida en el extranjero). Fue a partir de 1994 que la proporción de las importaciones en el consumo final de energía comenzó a aumentar, elevando la dependencia externa del país, lo que efectivamente importa una mayor exposición frente al riesgo de suministro y a la volatilidad de los precios internacionales. Tal situación fue particularmente grave ante la realidad de un proveedor único, como fue el caso de las importaciones de gas natural proveniente de Argentina (el gas natural aumentó su participación en la matriz de consumo primario de energía de 9% en 1997 a 29% en el 2004). Y fue, precisamente, la restricción de envíos de gas desde el país trasandino la que indujo una creciente participación del carbón a partir de 2005, combustible cuya disponibilidad es muy reducida a nivel nacional y que, por tanto, perpetuó la dependencia de suministro desde el exterior.

Dicho lo anterior, es importante destacar que la experiencia con el corte de suministro desde Argentina sí nos dejó una lección importante en materia de dependencia, cual es que no se puede confiar en un único proveedor. En este sentido, el énfasis de la política energética debe estar en la seguridad del suministro (entendido como la variedad de orígenes) y la diversificación de los proveedores (variedad de vendedores).

El carbón es un producto abundante en el mundo, barato y proveniente de distintos orígenes, incluso nacional. El GNL también se puede adquirir de distintos oferentes y así, de hecho, se ha diseñado el proceso de compra de las plantas de regasificación. El petróleo, en tanto, es un recurso existente en varios países, si bien la existencia de un cartel conlleva un manejo del precio internacional que no siempre responde a presiones de oferta y demanda.

Con todo, la dependencia energética debe abordarse por la vía de aumentar el número de proveedores de los combustibles (como se ha hecho vía inversiones en plantas de GNL de Quinteros y Mejillones), abriendo paso a la introducción de nuevas tecnologías en la matriz y aumentando la participación de recursos energéticos propios, como lo son las hidroeléctricas convencionales y las ERNC. No obstante, aun cuando la participación de esta última fuera de un 20% en la generación eléctrica, la dependencia solo lograría reducirse marginalmente, a lo que se agrega que éstas no son capaces de sostener la generación en forma continua.

martes, 19 de julio de 2011

EFICIENCIA ENERGETICA: CONCEPTO CLAVE PARA CHILE

Desde el punto de vista conceptual, la eficiencia energética no significa ahorro de energía, el cual está asociado a la disminución o restricción en el uso de un servicio o tecnología. Eficiencia Energética (EE), en cambio se refiere a la minimización del insumo energético por unidad de producto, manteniendo la misma calidad o mejorándola. Se origina a partir de la disminución de las pérdidas de energía durante los procesos de conversión o transformación de un tipo de energía a otro.

Gracias a ella es posible producir un mismo o un mayor volumen de bienes o de niveles de servicio, sin aumentar (o aumentando en una proporción menor) el consumo de energía. Con la eficiencia energética, en consecuencia, no existe una disminución o restricción para el desarrollo de alguna actividad específica, como sí
ocurre con el ahorro energético.

Tal como se había mencionado en artículos anteriores, los países industrializados debieron implementar políticas de eficiencia energética que tuvieron como resultado el desacoplamiento del crecimiento del PIB del de consumo de energía.

Para el caso de Chile, el consumo de energía ha estado creciendo a un ritmo similar al del PIB, lo que indica que el país presenta un uso ineficiente de energía.

Amigos lectores nuestro país presenta una situación de alta vulnerabilidad energética, que deriva tanto de la estrechez de su matriz generadora, como de su dependencia hacia los mercados externos en la provisión de insumos energéticos. Es por ello que el establisment de las autoridades de gobierno debe centrarse en Investigación y Desarrollo, desde una perspectiva de una política pública incrustada en la educación secundaria y universitaria e incentivando al ahorro de la energía en los hogares.

lunes, 11 de julio de 2011

REFLEXIONES Y PROYECCIONES FUTURAS EN MATERIA ENERGETICA TERRITORIAL

Respecto a los efectos en el territorio nacional, diversos estudios pro­yectan que el cambio climático tendrá serios impactos en Chile, los que ob­viamente repercutirán en materia energética. En la zona centro-sur del país se reducirán las precipitaciones, por el alza de la isoterma se acumulará menos nieve, y se harán más frecuentes los fenómenos de la Niña y el Niño, vale decir, tendremos más años de sequía y de inundaciones, respectivamen­te. Estos cambios tendrán un impacto muy negativo en la capacidad de gene­ración hidroeléctrica por lo que será necesario ir avanzando gradualmente en adaptar el sistema eléctrico para reducir la vulnerabilidad actual. Estas son algunas de las medidas que el país deberá implementar: Aumentar la capaci­dad de acumulación de agua mediante la construcción de embalses de regu­lación anual para hacer frente a la menor acumulación de nieve, e interanual para enfrentar los períodos de sequía que tenderán a ser más frecuentes; y aprovechar el potencial hídrico que existe en la zona sur del país que de acuerdo a los informes no se verá tan afectado por el cambio climático, por cierto pensando en un rotundo No a HidroAysén.

No obstante, el país no sólo deberá adaptarse a los cambios climáticos locales que genere el calentamiento global sino que además tendrá que con­tribuir con el esfuerzo mundial de mitigación de emisiones. Ello por diversas razones. En primer lugar porque si Chile quiere aprovechar los beneficios de ser parte de un mundo globalizado tiene también que estar preparado para asumir las responsabilidades globales. Aun cuando no hay duda que las responsabilidades de la emisión de gases son y deben ser diferenciadas, es cierto que éstas deben ser compartidas. En segundo lugar, porque es muy probable que tarde o temprano las negociaciones internacionales terminen por imponerle al país obligaciones de mitigación de los gases que contribu­yen al calentamiento. Y en tercer lugar, porque aunque las negociaciones no logren acordar la imposición de estas medidas, es probable que los países, las empresas o incluso los consumidores establezcan de manera unilateral restricciones al comercio asociadas a la huella de carbón de los productos transados. Respecto a este último riesgo, ya hay ejemplos de países que están discutiendo gravar las emisiones y de empresas que están exigiendo conocer la huella de carbón de los productos que adquieren.

De modo mis amigos lectores de que si nuestro país no espera ver afectada la competitividad de sus exportaciones ni su capacidad de crecimiento, deberá tomar las medidas para controlar el incremento de sus emisiones de carbono. Este es un tema muy relevante para Chile ya que su estructura de exportaciones se basa fuerte­mente en industrias que son intensivas en el uso de energías.

martes, 5 de julio de 2011

El AUMENTO DE LA OFERTA Y LA DIVERSIFICACION DE LA MATRIZ ENERGETICA

Como se desprende de la experiencia internacional, en la medida que el país siga creciendo se requerirá de más energía, aun cuando se realicen todos los es­fuerzos por hacer un uso más eficiente de ésta. Por ello es fundamental asegurar el suministro energético necesario para seguir creciendo y evitar que la falta de ener­gía se convierta en un cuello de botella al desarrollo económico y social del país. En todo caso, no sólo importa la cantidad de energía disponible sino que también es muy relevante la composición de la misma para reducir los riesgos a los cuales estamos expuestos.

Hoy Chile importa cerca del 70% de su consumo energético, casi el 100% del petróleo proviene del exterior, el 96% del carbón y hasta hace un año atrás todo el gas natural importado provenía de un solo proveedor. Esta depen­dencia de nuestra matriz nos ha dejado expuestos a las fluctuaciones de los precios en los mercados internacionales y también a los problemas de suministro de nues­tros proveedores. Otra vulnerabilidad de la matriz eléctrica chilena está dada por la alta participación de la generación hidroeléctrica en el Sistema Interconectado Central (SIC), lo que ha resultado en situaciones muy críticas cada vez que, producto del fenómeno climatológico de la Niña, se producen períodos de sequía.

Así, mis amigos lectores, no sólo es importante garantizar un marco regulatorio y de incentivos que promueva las in­versiones requeridas para satisfacer oportunamente los requerimientos energéticos del desarrollo económico, sino que además se debe ir avanzando hacia una matriz más diversificada de manera tal que podamos reducir los riesgos existentes.