jueves, 18 de septiembre de 2008

EL ORIGEN DEL CAMBIO CLIMATICO EN CHILE Y SU EFECTO EN LA POBLACION HUMANA

Estimados amigos lectores desde la semana anterior que he comenzado con un ciclo de comentarios referente a uno de los temas que nos afecta a los chilenos y al mundo entero, como lo es el Cambio Climático, es por ello que creo urgente de nuestra parte tomar conciencia e informarnos de este peligroso fenómeno natural de tal manera de que nosotros como ciudadanos informados incentivemos a los demás a tomar medidas atingentes para prevenir de que nuestras futuras generaciones se vean afectadas por este desastre natural que avanza sin diferenciar culturas, clases sociales, tendencias políticas, etc.

Uno de los fenómenos más complejos de interpretar en relación con el cambio global es el de la población humana. La especie humana ha experimentado durante los últimos miles de años, y especialmente en los últimos 500, un crecimiento y cambios sin precedentes en su distribución poblacional. El aumento poblacional ha ocurrido en casi todos los países, pero especialmente en los del Tercer Mundo, incluido Chile.
Una misma cantidad de población humana, incluso una misma densidad, puede tener efectos ambientales muy distintos, dependiendo de sus relaciones en el entorno. Tecnología mal aplicada o exceso de demanda por sobre lo que el ecosistema es realmente capaz de tolerar, pueden tener efectos de transformación de tipo degradativo.

La historia ecológica de Chile nos enseña que éste es el origen de parte de la degradación ocurrida con algunas especies, paisajes, acuíferos, lagos, ríos, etc. La degradación ambiental es equivalente, desde el punto de vista ecológico, a una reducción de la superficie y del potencial natural del país y, por lo tanto, debe ser una preocupación fundamental de toda la población.
El Norte Chico y algunas zonas boscosas de Coyhaique, por ejemplo, fueron degradadas (desertificadas) en momentos en que nuestra percepción y tecnología eran muy diferentes. Es posible que hoy, enfrentados a la misma situación, no permitiríamos los usos no sustentables que en está época le hicieron, o propiciaríamos escenarios de uso muy distintos. Ahora el daño está causado y el ambiente ya ha sido degradado. La recuperación de esas enormes superficies es casi imposible económicamente, ya que existen otras urgencias que estarán siempre presentes. Si bien podemos ponerle precio a unas hectáreas desertificadas, es difícil evaluar qué precio tiene para Chile la degradación del Norte Chico y las zonas boscosas de Coyhaique. Desde el punto de vista de capacidad de sustentación de población humana, ha significado ciertamente una reducción de ella.
Sabemos que las capacidades de sustentación de las distintas zonas del país son diferentes, y para cada zona deben investigarse tanto los efectos ambientales producidos por la población existente como los esperables por la población proyectada en caso de continuar el tipo de relación con el ambiente. Si existe degradación ambiental, aunque la densidad humana parezca baja comprada con la de otras partes del país o del planeta, se deben investigar sus causas y determinar los cambios necesarios.
Debido a que los cambios ambientales pueden ser de difícil reversibilidad, como con la desertificación, o imposibles de recuperar, como cuando se extinguen especies, es importante que los cambios correctivos se lleven a cabo en un plazo suficientemente corto como para no seguir degradando el potencial natural de una zona. No es el propósito de estos artículos detallar todos los problemas globales, pero sí describir la dinámica general en que estamos insertos.
Amigos lectores la próxima semana les comentaré sobre el efecto de este fenómeno en Chile con el propósito de generar una plataforma de información hacia ustedes de tal manera de que nos sintamos parte del desarrollo sustentable que esperamos lograr para nuestro país en el mediano plazo.

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