jueves, 18 de septiembre de 2008

La Energía Nuclear: Lo Bueno, Lo Malo y Lo Otro.

Estimados lectores personalmente comienzo comentándoles que este es un tema complejo abordar para mí debido a mi formación científica y a mi modo de pensar, ya que soy un humilde admirador del humanismo cristiano y que creo que la vida de las personas es lo primero. Por varias razones presento mis argumentos; por ejemplo, la existencia de una historia sobre una mala parición de esta forma de energía en el mundo. Es muy difícil abstraerse de la asociación entre la energía nuclear y su origen como arma de destrucción masiva. Por otro lado existen intereses creados, los cuales no verán con buenos ojos este competidor en el mercado de la generación energética. También hay dos grupos de personas preocupadas por las consecuencias, sobre el medio ambiente, de la aplicación descuidada de ciertas tecnologías (por decirlo de una forma suave). He mencionado dos grupos; un grupo que está realmente consciente del problema que se produce por el efecto acumulativo de la aplicación descuidada e inconsciente de tecnologías riesgosas, en particular ante la ausencia de estudios acabados sobre sus consecuencias, y sobre la optimización de tales tecnologías, optando por procesos limpios, etc.

El problema es que: se prioriza el beneficio económico cortoplacista por sobre el camino más costoso y serio, el cual conlleva a una aplicación segura y eficiente, pero más cara, del conjunto de esos procesos potencialmente dañinos o de consecuencias insospechadas, normalmente por falta de conocimiento cabal, del o de los temas relacionados. También existe un grupo radical, obviamente con intereses creados, escondidos bajo un barniz de preocupación ecológica, y con otros intereses menos obvios, pero que parten por la generación de un estado de histeria sobre tal o cual tecnología, induciendo irresponsablemente a que un gran sector social opine, sin fundamentos y con argumentos parciales, sobre tal o cual tema. En este ámbito caen todas las tecnologías, y sus derivaciones, que nacieron con objetivos turbios, los cuales no eran precisamente generar un beneficio global, sino más bien un interés mezquino y particular, como lo es la guerra, en cualquiera de sus formas.

La política del avestruz no presenta ninguna alternativa útil, razonable y digna de una especie autodefinida como ser racional. El calificativo asociado a algún grado de bondad, beneficio o daño no pertenece a una fenomenología en particular, sino que al uso que este mismo grupo de seres racionales le da a dicha fenomenología, desde este punto de vista carece totalmente de sentido catalogar a la energía nuclear de buena o mala per sé. ¿A qué se le tiene miedo?, ¿Cuáles son los hechos que rodean este aura de maldad con esta forma de energía?, ¿Cuál es la verdad sobre esos hechos y otros que no se mencionan?, ¿Cómo borrar de la mente la imagen de un hongo atómico?, pero, ¿qué tiene que ver ese hongo con la energía nuclear? Si alguien tiene miedo de la energía nuclear le recomendaría cambiarse de planeta y quizás de universo, dado que la vida es posible gracias a esta forma de energía, ¿o no?. Aquellos que le tienen miedo a la radiación, ¿habrán escuchado algo de la radiación cósmica, o de la radiación natural?, o ¿de las playas de hermosas arenas blancas con una radiación de fondo, cuya dosis anual supera la internacionalmente permitida para cualquier trabajador asociado a instalaciones nucleares?, ¿sabrán de qué depende la temperatura del planeta?, ¿Sabía usted que la única forma de energía que no atenta contra el planeta, es la nuclear? ¡No confunda un accidente con la esencia, la no-alteración del medio ambiente!

Este es un conjunto de preguntas, que como muchas otras, no se responden ni analizan con cuidado, en particular por los grupos de fanáticos que difunden el desconcierto y la desinformación, especulando sobre otras fuentes de energía, sin mencionar que el verdadero problema no está en el bajo consumo (como el habitacional), sino en el de gran escala, sobre las decenas o centenas de Mega Watts, el cual es imposible de ser generado trivialmente.

Lo más importante es: resolver primero el problema de estimar la demanda real de energía que la sociedad está dispuesta a consumir y si también está dispuesta a pagar sus consecuencias. ¿Por qué negar la posibilidad de descubrir una forma de tratar los residuos radiactivos?., sobre este tema se ha avanzado de manera increíble en los últimos cinco años y estamos ad portas de una solución definitiva y segura para todos, la seguridad de los reactores no es más un problema; insistir en colocar a Chernobyl como ejemplo es absurdo, dado que equivale a basarse en los aviones de los años 50 ó 60, los cuales eran inseguros, para afirmar entonces que es inseguro volar en los aviones modernos.
Por otro lado, ya que la estadística es una de las cosas que se mencionan respecto de los accidentes nucleares. ¿Por qué no comparar esas cifras con los muertos/año víctimas de la estupidez humana como la violación de los derechos humanos, los accidentes de tránsito, los asesinatos por robo, droga, etc.? O ¿Por qué no colocar en un cuadro comparativo el daño total causado al planeta por la quema y uso de los derivados de los combustibles fósiles? Puedo asegurar que esto muestra que la exaltación sobre posiciones extremas no ayuda a resolver un problema, sólo lo complica, porque no permite la búsqueda de la mejor solución, sino que tiende una nube de desconfianza, una incerteza absurda en la legitimidad de aspirar a exigir, que se tenga toda la información, antes de decidir y que normalmente lo que se muestra como muy bueno no lo es tanto y que lo muy malo tampoco lo es.

Las crisis generadas por falta de energía, es un problema interdisciplinario y muy serio, no se puede ser irresponsable y una verdad es que mientras no sepamos cómo producir más energía de forma segura, no se puede seguir aumentando ni promoviendo su consumo desmedido. Lo primero que se debe enseñar: es crear hábitos de consumo responsables y paralelamente, se debe estimular la investigación exhaustiva de la generación limpia de energía, por todas las fuentes conocidas, de producción y almacenamiento, intentando explorar otras alternativas nuevas.

Pero recuerde, hablemos de generación de potencia, porque para pequeña escala ya hay alternativas razonables, sólo basta perfeccionarlas un poco. Fomentar otra cosa, en este tema, es una estupidez producto de un egoísmo y una ignorancia típicamente partidaria, de quienes parasitan la sociedad con movimientos panfletarios y poco serios.

Estimados amigos la próxima semana seguiré comentando sobre la energía nuclear, ya que como lo señalaba anteriormente es un tema muy delicado y que no se puede abordar en forma ligera, porque por mucha crisis energética que viva nuestro país no se puede transar la vida de los seres humanos.

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