lunes, 27 de julio de 2009

PRODUCIR CON MENOS GASES PUEDE SER UN NEGOCIO RENTABLE

Contrario a lo que se piensa, el cambio climático no es un fenómeno que se hará sentir de golpe. Se trata de pequeñas variaciones en el clima que, aunque imperceptibles, afectan la agricultura de forma directa.Tampoco se trata de hacerse los ingenuos. La producción agrícola también libera importantes cargas que impactan en el ambiente.
El Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC) asegura que si bien el clima se mantendrá básicamente igual durante los próximos años, las medidas de todas formas son urgentes. Éstas pasan por un cambio de mentalidad de los agricultores que implica mayor flexibilidad en sus cultivos; es decir, irse amoldando a las circunstancias.
Las condiciones de aquí a un par de años serán prácticamente las mismas, irán variando por zonas, lo que aumentará la desigualdad en cuanto a la disponibilidad de alimentos entre un lugar y otro. Las condiciones climáticas serán cada vez más variables, impactando los sistemas de siembra, sobre todo de cereales, y se hará difícil obtener una buena producción de trigo, por ejemplo. Se va a necesitar mayor intervención en el sistema ganadero y los recursos hídricos se volverán valiosísimos. La adopción de políticas adecuadas de gobierno será cada vez más importante.
La mayoría de las opciones para poder adaptarse pasan por el mejoramiento de los actuales sistemas de riesgo climatológico a nivel de agricultores. La idea es ajustar los sistemas de administración agrícola a las condiciones climáticas del momento y como éstas van cambiando, las respuestas en términos de manejo deben irse ajustando a los nuevos requerimientos. A nivel regional, factores como el manejo efectivo de los recursos hídricos se volverán imprescindibles. Dentro de cada país se necesitará un sistema agrícola integral, para poder dar una respuesta que permita seguir con una agricultura de forma productiva, competitiva y sustentable, mientras que a nivel mundial habrá que tomar medidas globales para afrontar el cambio climático.Se tienen un amplio rango de propuestas. Algunas tienen que ver con la investigación y desarrollo (I+D). Hay que buscar, cómo reducir las emisiones de metano del ganado y cómo aumentar las reservas de emisiones de gases invernadero en bonos de carbono.
A nivel de los agricultores la mayoría de las medidas inmediatas pasan por las buenas prácticas agrícolas y tomar las acciones para el manejo de sus negocios como, por ejemplo, fertilizar cuando tiene que hacerse y no excederse para no contaminar. En términos de las emisiones de metano, en la industria láctea se puede alimentar al ganado con una ración extra de aceite o semillas que contengan aceite, lo que reduce la producción de metano de los animales y, a la vez, aumenta la producción de leche y su calidad, dándole mayores beneficios al agricultor. La idea es reducir la emisión de gases invernadero y, al mismo tiempo, hacer el negocio más rentable.
Estimados amigos lectores creo que si se implementan bien las modificaciones y se convierten en una buena práctica resultan en un mejor manejo de riesgo por parte del sector privado, lo que implica una mayor eficiencia del sistema agrícola, las ganancias aumentan y se invierte lo mismo. Eso les da también una oportunidad de mayor flexibilidad a los agricultores, están preparados para hacer cosas distintas adaptándose permanentemente a las condiciones que se les presentan. Esa flexibilidad probablemente se va a hacer más importante en el futuro, se van a necesitar funcionarios y agricultores que tomen las decisiones más informados a todo nivel.

lunes, 13 de julio de 2009

LA OTRA CARA DE LA BIOENERGIA

Desde que el año pasado, el uso de cultivos alimenticios como el maíz o la palma para hacer biocombustibles elevara los precios de los alimentos, inversionistas y políticos comenzaron a promocionar la denominada "segunda generación" de biocombustibles, como un nuevo paso en cuanto a energía ecológica.

La ventaja estaría en que al ser hecha de cultivos como cañas y pastizales silvestres, podría ofrecer combustibles sin usurpar comida de la mesa de las personas.Pero ahora biólogos y botánicos advierten que estos cultivos también pueden generar consecuencias inesperadas bastante serias. La mayoría son lo que los científicos etiquetan como especies invasivas, o sea malezas, y afirman que tienen un extraordinario potencial para escapar de las plantaciones, alcanzar las granjas adyacentes y terrenos silvestres, creando una catástrofe económica y ambiental.
En una reciente reunión de la ONU en Bonn, Alemania, científicos del Programa Global de Especies Invasivas, Nature Conservancy y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza advirtieron que dichos cultivos deberían ser estudiados más concienzudamente antes de ser cultivadas en nuevas áreas.Controlar la diseminación de tales plantas podría ser difícil, produciendo "más pérdidas que ganancias monetarias", "los biocombustibles siempre tienen urgencia", "las plantaciones son iniciadas por inversionistas ansiosos por generar biocombustibles en un par de años y, cómo se puede imaginar, no quieren evaluaciones de riesgos".
Tanto la Unión Europea (UE) como Estados Unidos usan estrategias de biocombustibles como métodos para reducir las emisiones de carbono. La UE tiene el objetivo de que el sistema de transporte comunitario use 10% de biocombustibles en 2020. Por lo tanto, los políticos esperan ansiosamente el perfeccionamiento de la segunda generación de biocombustibles.
Se estima que el daño de las especies invasivas le cuesta al mundo US$ 1,4 billón anual. La jatropha, el más apreciado cultivo de la segunda generación de biocombustibles, es ampliamente cultivada en África del Este.

Sin embargo, fue prohibida en dos provincias australianas por ser una especie invasiva. Si este cultivo venenoso alcanza tierras de cultivo o pastizales, puede ser desastroso para la cadena alimentaria local.

Es por ello mis amigos lectores que creo firmemente que hay que estudiar muy bien las diversas formas de generación de energía, ya que debemos pensar siempre en preservar el medio ambiente y la proteger la integridad de los seres humanos.

viernes, 10 de julio de 2009

LA ESCASEZ DE PETROLEO: INSOMNIO PARA LA AIE

La Agencia Internacional de Energía (AIE), está en la mitad de un gran estudio sobre la condición en la que se encuentran los yacimientos petrolíferos más importantes del mundo. Sus conclusiones no se harán públicas hasta noviembre del presente año, pero el mensaje de fondo ya parece claro: los suministros futuros de petróleo podrían ser mucho más escasos de lo que se creía hasta ahora.

La AIE ha previsto durante varios años que las reservas de petróleo crecerán modestamente para adaptarse al aumento de la demanda, alcanzando los 116 millones de barriles al día para 2030, frente a los 87 millones actuales. Ahora, no obstante, la agencia está preocupada de que el desgaste de los yacimientos y la falta de inversión hagan que las compañías pasen apuros para superar los 100 millones de barriles diarios en las próximas dos décadas.

Los pronósticos de la institución son ampliamente seguidos por la industria y los países productores, de modo que las malas noticias podrían poner con los nervios de punta a un mercado ya bastante desconcertado por precios que superan los US$130 el barril, el doble de hace un año. Esto es muy importante porque la AIE es tratada como el único guardián independiente serio de los datos energéticos y pronósticos del mundo. La AIE monitorea los mercados energéticos de los 26 países más desarrollados, incluyendo Estados Unidos, Japón y Europa. Su papel consiste en actuar como un contrapeso en el mercado a las posturas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Es probable que el respaldo de la AIE a un estudio pesimista acerca del suministro petrolero sea interpretado por la OPEP como un nuevo llamado para bombear más crudo al mercado.

Las conclusiones del estudio, sin embargo, no son definitivas. Algunos grandes productores, como Venezuela, Irán y China no han colaborado y otros, como Arabia Saudita, consideran las cifras de producción de sus pozos como auténticos secretos de Estado, por lo que no está claro cuán específico fue su aporte. Tradicionalmente, la AIE se concentraba sobre todo en evaluar la demanda futura y luego analizaba cuánto podían producir los países que no eran miembros de la OPEP para satisfacer esa demanda. Se presumía que cualquier brecha sería cerrada por grandes productores de la OPEP, como Arabia Saudita, Irán o Kuwait.

Analistas de la AIE temen que la falta de inversiones en muchos países de la OPEP, junto con la escasez de incentivos para impulsar el bombeo, plantean serias dudas sobre cuánto expandirá el cartel su producción. Mientras tanto, los grandes productores que no pertenecen a la OPEP, como México, EE.UU. y Rusia, ven cómo su producción va decayendo y sus panoramas de inversión parecen inciertos.

Estimados amigos lectores los detractores de la AIE elogian el estudio, pero también dicen que la revisión a la baja de sus pronósticos a largo plazo debería haber ocurrido hace bastante tiempo. Sin embargo creo que no quieren dejar duda de que enfrentamos hoy por hoy una situación difícil y que por cierto escapa muchas veces de nuestras fronteras.

TRAS LOS PASOS DE LA GASOLINA VERDE

Investigadores de la NSF (Fundación Nacional de Ciencia, de EE.UU.), dieron un paso importante en la creación de la llamada “gasolina verde”, un líquido idéntico a la gasolina, pero creado a partir de fuentes de biomasa como álamos o panicum (un tipo de pasto perdurable). Si bien es cierto pueden pasar entre 5 a 10 años antes de que la gasolina verde llegue a los consumidores, los investigadores han logrado sobrepasar varios obstáculos presentes hasta ahora en la fabricación para que sea más fácil llevarla al mercado.

Para producir gasolina verde, los investigadores calentaron rápidamente celulosa en la presencia de catalizadores sólidos (unos componentes que aceleran determinados procesos químicos sin destruirse así mismos), luego recolectaban el líquido que contenía varios (más del 25%) de los compuestos que forman a la gasolina. Con una posterior refinación sería posible generar todos los compuestos químicos de la gasolina. Todo el proceso se realizó en menos de 2 minutos y utilizando relativamente pequeñas cantidades de calor. En teoría se requiere de mucha menos energía para su para su fabricación que el etanol, dándole una menor emisión de carbono y haciéndolo más barato. Haciéndolo a partir de fuentes de celulosa como panicum o álamos cultivados como fuentes de energía o a partir de residuos agrícolas resuelve el problema del ciclo de vida de los gases de efecto invernadero que ha salido a la luz recientemente con el biodiesel de soja.

El método no sólo es una forma compacta de tratar una gran cantidad de biomasa en poco tiempo, sino también, el proceso en principio no necesita de energía externa, de hecho, del calor extra que será liberado, se puede generar electricidad además de biocombustibles. No habrá ni una pequeña huella de carbono creado en el proceso, al recuperar el calor y generar electricidad, no habrá ningún tipo de emisión.

Estimados amigos lectores, creo que los biocombustibles en el futuro serán similares en composición química a la gasolina y diesel utilizados hoy en día. El desafío para los ingenieros e investigadores es producir efectivamente combustibles líquidos a partir de la biomasa y que sea compatible con la infraestructura actual. Así es que no nos extrañemos que en un futuro no muy lejano estemos colocando biocombustibles a nuestros medios de transporte.

miércoles, 1 de julio de 2009

Escarbando la basura se encuentra oro y se genera energía

Ante la subida de los precios de la energía y una mayor preocupación por el calentamiento global, los gobiernos y las empresas de todo el mundo intentan convertir la basura en oro.Están probando con diferentes tecnologías que convierten los desechos en energía, generando electricidad al quemar basura, desde cáscaras de plátanos, aguas residuales a virutas de árboles. Estos métodos no sólo ahorran el uso de combustibles fósiles sino que también reducen la cantidad de desperdicios que se acumulan en los basureros y las emisiones de metano, el potente gas de efecto invernadero que generan los grandes depósitos de desechos.
La generación de electricidad a partir de basura empezó a ser una práctica experimental en Estados Unidos durante la crisis energética de fines de los años 70, según Alex Klein, un analista especializado en energía de Emerging Energy Research, una firma de investigación y consultoría de Massachusetts. La industria siguió creciendo en los años 80, pero vio un declive en la década siguiente cuando los municipios estadounidenses empezaron a mostrarse más sensibles con los temas ligados a las emisiones de gases que se desprendían al quemar los desperdicios.
Sin embargo, desde entonces, la industria de la transformación de basura en electricidad ha invertido en tecnologías para reducir sus emisiones, calmando los temores del público. Como resultado, las ciudades están volviendo a recurrir a esta tecnología, sobre todo en áreas poco propicias para proyectos eólicos y solares.
Actualmente, existen dos tipos básicos de tecnologías de conversión de basura a electricidad. El método tradicional utiliza procesos termoquímicos como la combustión y la gasificación para quemar cualquier clase de basura y convertirla en energía. Otra técnica, la digestión anaeróbica, utiliza microbios para procesar solamente los desperdicios orgánicos. Desde los años 80, ha habido avances en ambos frentes, pero el método tradicional suele enfrentar un problema de imagen, ya que la gente suele verlo como menos limpio que el método orgánico.

Los altos costos de la energía han contribuido al surgimiento de un bullicioso mercado de proyectos de conversión de basura en energía.

Las regulaciones que controlan los basureros y que restringen las emisiones de gases con efecto invernadero son otro factor importante. "En los países de Europa Central, así como en lugares como Japón y Hawai, los basureros no son una opción", dice Klein. "En esas áreas ha habido un énfasis en el desarrollo de proyectos de conversión de basura en energía, para generar electricidad y evitar la destrucción de los terrenos".

Algunas de las ideas europeas están llegando a Sudamérica, es por ello mis estimados amigos lectores que pongo a la mesa esta importante alternativa de generación de energía que también es totalmente válida considerar como país. Es por ello que hago un llamado a las autoridades a optar por estudiar seriamente esta alternativa futura.

LA BIOMASA DEBE SER LA OPCION DE CHILE EN BIOCOMBUSTIBLES

Chile ha basado su desarrollo en la extracción y exportación de recursos naturales, sustentado en una política energética sin planificación. Por ahora, la regulación del modelo energético chileno queda en manos de las generadoras y distribuidoras que tienen como objetivo aumentar la demanda, lo que ha llevado a un creciente consumo. Esto, unido a la falta de una política pública que proteja a los ciudadanos, genera la actual crisis de suministro.

En el mediano plazo es necesario discutir una política energética que garantice el suministro, otorgue autonomía y diversifique la matriz. En este contexto, desde hace un par de años ha aparecido un nuevo actor energético: los bio/agrocombustibles. Pero si queremos ser rigurosos y de verdad estudiar las potencialidades de Chile en materia de abastecimiento energético, a partir de materia orgánica, debemos analizar la bioenergía, que comprende a los bio/agrocombustibles, el biogas y la biomasa, conceptos que suelen confundirse y que no son equivalentes.

Los principales bio/agrocombustibles son el etanol y el biodiésel. La biomasa, en tanto, es la producción de energía a partir de rastrojos y desechos agrícolas y/o forestales.

En la discusión reciente, este tipo de fuente energética ha sido tal vez la menos considerada en la planificación y generación de proyectos, tanto del sector público como privado. Esto resulta tremendamente incoherente, dado que si hay un área de la bioenergía en el que Chile podría avanzar es precisamente en el desarrollo de la biomasa. Esto porque en la actualidad entre el 14 y el 17% del consumo de la matriz energética de Chile corresponde a leña, lo que la posiciona como uno de los más importantes proveedores energéticos del país.

Si Chile quiere tener una matriz energética diversa, que se autosustente y sea segura, debería avanzar en generar estudios y coordinar políticas para hacer más eficiente el uso de la leña, transitar a la utilización de la biomasa, invertir en proyectos I+D (Investigación y Desarrollo) en sistemas de generación eléctrica, a partir de rastrojos y desechos agrícolas y forestales que beneficien a los pequeños y medianos propietarios, así como incorporar como un requerimiento estándar que las poblaciones que se construyan en el sur cuenten con sistemas de calefacción de calderas que se abastezcan de biomasa.

Mis estimados lectores es necesario buscar, a partir de la realidad nacional, la manera de perfeccionar el sistema energético para beneficiar a la gente, en lugar de apostar por fuentes de desarrollo incipiente y, sobre todo, inciertas, como son los biocombustibles, con el propósito de favorecer las ideas, intereses o expectativas de un sector.