jueves, 18 de septiembre de 2008

PANORAMA GASÍFERO EN SUDAMERICA

Contar con un suministro de gas natural en América del Sur se ha convertido en una prioridad política de los gobiernos de la región. Sobre todo cuando las principales economías del Cono Sur: Argentina, Brasil y Chile crecen a ritmos acelerados de la mano de la estabilidad macroeconómica que gozan en la actualidad. Mientras países como Venezuela, Bolivia y Perú son exportadores netos de gas natural, otros son mayoritariamente importadores, como Chile. De ahí la convergencia entre productores y consumidores que intentan generar ambiciosos proyectos como el hoy en día menos probable Anillo Energético que pretende llevar gas peruano a cinco países- o el más ambicioso y reciente plan de interconexión energética denominado Gasoducto del Sur, impulsado por Venezuela y sus socios del MERCOSUR: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, además de Bolivia.

Sin embargo, existen dudas sobre la viabilidad de la integración energética considerando los conflictos diplomáticos y discrepancias comerciales que la asolan. Argentina y Bolivia acordaron un mayor precio por el gas natural que la primera le compra a la nación altiplánica, y que ha buscado adaptar sus precios a la realidad internacional. Esto generará un aumento del precio del insumo que Argentina a su vez
vende a Chile, al que Bolivia se niega a proveer directamente mientras éste no acceda a su histórica demanda de acceso al mar. Brasil, Paraguay y Uruguay también deberán pagar más por el gas natural que compran a Bolivia y Argentina. El mercado del gas natural en esta zona se concentra en Argentina, ya que le corresponde el 80% de la demanda regional. Se prevé que a corto plazo esta situación cambiará a medida que avance la integración económica regional.

En la región existen cuatro cuencas gasíferas y se encuentran divididas entre Argentina (Austral, Neuquén y noroeste) y Bolivia en el departamento de Santa Cruz, sin descartarse la que está ubicada en la provincia peruana de Camisea. Cabe destacar que estas cuencas están lejos de los grandes centros de consumo: Buenos Aires, Santiago y Sao Paulo, lo que demandará grandes inversiones para lograr integrar a la región.

Es por ello mis amigos lectores que a continuación les presento algunas propuestas que creo que podrían mitigar esta crisis que no solo la afecta a nuestro país sino también a los países vecinos al nuestro:

La Comunidad Sudamericana de Naciones puede y debe formular e implementar un plan de integración energética de largo plazo que tenga como fin satisfacer los requerimientos de sus estructuras económicas, de modo que los aparatos productivos nacionales de la región tengan acceso a fuentes de energía abundantes y baratas, a los efectos de llevar a cabo un proceso de reindustrialización y avance científico-técnico autónomo en un contexto de Integración Regional Sudamericana (energética-industrial-tecnológica) que eleve las condiciones de vida de nuestros pueblos.

El sector energético es a la infraestructura material básica, el equivalente de la educación para la configuración cultural esencial. Ningún país será realmente soberano mientras no tenga asegurado el control y planificación irrestricta de estas áreas, pues la soberanía, en la práctica, se manifiesta en la elevación de las condiciones de vida del pueblo. Para tales efectos, es necesario concretar los proyectos PetroSur y Gas del Sur (en el marco de PetroAmérica, incluyendo en un sentido más amplio a Petrocaribe), construir redes de gasoductos y electroductos, refinerías y petroquímicas, compartir las riquezas gasíferas y petrolíferas de Venezuela y los recursos hídricos que abundan en gran parte de la región, socializar el conocimiento en materia de tecnología nuclear por parte de Argentina y Brasil, garantizar y declarar el acceso a la energía como un derecho humano y fijar los precios de combustibles y tarifas de gas y electricidad de acuerdo a los precios relativos de las economías locales.

Por otra parte, urge la necesidad de controlar la diversificación estratégica de los agentes económicos privados que operan en los mercados ampliados de la energía y castigar sus prácticas mafiosas, así como también prohibir la exportación de hidrocarburos y derivados en países con escaso desarrollo de sus mercados domésticos o cuando los horizontes de vida de sus respectivas reservas sean inferiores a los 15 años, limitar la dependencia económica, tecnológica y cultural con los países centrales, interrumpir los tratados de "libre comercio" promovidos por EE.UU. o por cualquier miembro del G-7, Rusia y China, hasta tanto sean beneficiosos para las partes involucradas, y rechazar los lineamientos propositivos de los organismos internacionales de crédito.

Amigos la próxima semana les comentare sobre el origen de la crisis del Gas en nuestro país y de cómo esta crisis afecta la economía y el crecimiento sustentable de nuestro país.

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