lunes, 19 de abril de 2010

ANALISIS DE ESCENARIOS CLIMATICOS A NIVEL LOCAL

Desarrollar un paquete de medidas de adaptación, con el fin de proteger la salud de las personas, los recursos hídricos, la producción de alimentos, la infraestructura urbana y costera y el suministro energético. Para ello, resulta fundamental definir escenarios futuros de vulnerabilidad al cambio climático en sectores prioritarios para Chile, con el propósito de evaluar los impactos ambientales, socio-económicos y sanitarios de este fenómeno, permitiendo con esta información definir medidas nacionales y sectoriales de adaptación al cambio climático.

La mayor parte de los análisis de impactos, vulnerabilidad y de evaluación de riesgos futuros del cambio climático, se basan en modelos de impacto que requieren escenarios cuantitativos de datos climáticos. Considerando lo anterior, resulta fundamental disponer de dicha información y alcanzar una capacidad operativa suficiente que permita generar sucesivos escenarios de cambio climático a escala local y a nivel país, incorporando las mejores técnicas de simulación y el mejor conocimiento científico disponible. Actualmente, se cuenta con el estudio “Variabilidad Climática en Chile para el siglo XXI”, información que se utilizará de base para modelar los escenarios locales.

La generación de estos escenarios climáticos para Chile, permitirá determinar los grados de vulnerabilidad para los sistemas y sectores prioritarios y su nivel de resiliencia de acuerdo a los escenarios proyectados, respecto de los efectos adversos del cambio climático y la capacidad de adaptación a los mismos.
Estimados amigos generar escenarios climáticos a nivel local, realizando un diagnóstico de la información existente en el país en relación con la vulnerabilidad y los impactos del cambio climático. Para ello se deben revisar y actualizar escenarios de vulnerabilidad existentes, y estudios relacionados, a objeto de determinar los enfoques metodológicos a seguir en esta materia.

lunes, 12 de abril de 2010

La mitigación como un aporte y orden estratégico para enfrentar al Cambio Climático.

Según el último informe del IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas), es posible mitigar las emisiones mundiales, a un costo razonable, y a través de múltiples estrategias que consideren diversas tecnologías y prácticas sustentables, tales como la eficiencia energética, los incentivos a las energías renovables, los biocombustibles, los impuestos a los combustibles fósiles, la planificación urbana y las buenas prácticas agrícolas y forestales.

Para minimizar los aumentos esperados de temperatura hacia fines de siglo, de manera de no sobrepasar los 2°C por sobre la actual, el IPCC indica que la concentración de emisiones de CO2 equivalente debería estabilizarse en el rango de 430 a 710 partes por millón (rango menos pesimista), entre los años 2030 y 2050. Esta información está siendo considerada por la comunidad internacional, a la hora de definir el escenario de estabilización más adecuado de reducción de emisiones post-2012 para países industrializados.

Chile, al ser parte de la Convención de Cambio Climático en el 2004, se hizo eco del objetivo que ésta persigue, que es la estabilización de la concentración de gases de efecto invernadero. Y por tanto, ante los escenarios previstos por el IPCC, debiera también sumarse a las acciones mundiales urgentes requeridas para reducir la generación de gases de efecto invernadero, procurando efectuar cada vez mayores esfuerzos para limitar o restringir el crecimiento de sus emisiones futuras. La motivación nacional para aportar a la reducción mundial de emisiones se fundamenta en el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas de las partes, y busca tanto cooperar con el objetivo de la Convención, como materializar los potenciales co-beneficios ambientales y sociales y las mejorías en la calidad del crecimiento, que se derivan directamente de las acciones de mitigación del cambio climático.

Para atender a este desafío, los primeros esfuerzos se deben focalizar en evaluar los cambios en los patrones de producción y consumo, mediante la valorización del carbono a nivel de proyecto y en ampliar la valoración de externalidades en los proyectos de inversión y operación, en diversos sectores prioritarios. En tal sentido, el Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto (MDL) resulta una herramienta de apoyo importante a este esfuerzo requerido. Como una mirada estratégica de más largo plazo para la mitigación, Chile abordará la limitación o restricción del crecimiento de sus emisiones de gases de efecto invernadero en función de la reducción de los costos futuros para la adaptación, lo que implica integrar las acciones de mitigación con las acciones de adaptación a los impactos del cambio climático.

Estimados amigos lectores creo nuestro país debe generar un mercado voluntario interno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que tenga conexiones con otros mercados vigentes, como un aporte a los requerimientos mundiales de mitigación.

martes, 6 de abril de 2010

La adaptación como un pilar para el desarrollo futuro del país y como respuesta temprana a los impactos al Cambio Climático.

Los efectos del cambio climático ya están ocurriendo en Chile, tal como lo indican los estudios de orden internacional y nacional reseñados en diversos estudios. En esta perspectiva, urge tomar las medidas necesarias para disminuir tales impactos y anticiparse a los daños potenciales y minimizar las amenazas al desarrollo económico, a la seguridad energética, a la infraestructura nacional, a la salud humana y a los ecosistemas.

La prevención, preparación, respuesta y recuperación ante los impactos del cambio climático deben ser prioritarias para el Estado. Las capacidades de respuesta a los impactos del cambio climático, deben también estar alineadas con una estrategia de reducción de riesgo de desastres y de alerta temprana, tanto a nivel nacional como regional. A la hora de fijar prioridades de adaptación, es importante conocer suficientemente las dimensiones temporales y magnitudes de los impactos. Para ello, se debe potenciar un Plan de Acción que esté netamente concentrado en generar una línea base de información sobre escenarios de impactos y opciones de adaptación en sectores considerados claves en el quehacer nacional. Entre éstos, los recursos hídricos, por su transversalidad hacia todos los demás sectores; la minería, el sector silvoagropecuario y otras industrias y servicios relevantes, por su importancia en el PIB nacional y las posibles exigencias futuras en mercados internacionales (como la huella ecológica de carbono); el sector energía, por su importancia en el desarrollo nacional y los cambios esperados en la matriz energética; los recursos marinos y pesqueros, de gran relevancia en el desarrollo chileno; la biodiversidad y los servicios ecosistémicos; y la salud, en cuanto a la preparación por posibles alertas sanitarias debidas al cambio climático e incremento en la presión sobre los sistemas de salud del país.

Asimismo, Chile debe urgentemente reconocer la dimensión externa de los impactos y la adaptación y, por lo tanto, debe crear una nueva alianza con sus socios en todo el mundo, a fin de incorporar esta dimensión.

Estimados amigos en nuestro país paralelamente, se deben aprovechar las plataformas políticas existentes que permitan al conjunto de los países de Sudamérica, al menos debatir y llevar adelante una serie de estrategias, medidas y acciones coordinadas sobre Adaptación al Cambio Climático. Por ejemplo, los convenios internacionales firmados entre países del Cono Sur deben tender a la integración de sectores estratégicos tales como la agricultura, el agua, la biodiversidad, la pesca, las redes de energía, etc., a través de políticas comunes de orden económico y de investigación, con miras a objetivos de adaptación.