jueves, 18 de septiembre de 2008

ENERGIA NUCLEAR: ¿UNA OPCION DE FUTURO PARA CHILE?

Aunque ya han pasado 21 años, el accidente de Chernobyl sigue siendo considerado como un aspecto insalvable dentro de una posible opción para la incorporación de usinas nucleares en una matriz energética, ante cuya disyuntiva nuestro país no se encuentra ajeno. El accidente de Chernobyl transformó a la energía nuclear de los años 90 en sinónimo de desastre y destrucción. Grupos ambientalistas hicieron de ella el principal enemigo.

En relación a los daños que la radiación causa en tejidos vivos, que podrían provenir de los deshechos de este tipo de energía, conviene recordar que la unidad para medir sus efectos es el milisievert. En algunos países, como Inglaterra por ejemplo, un individuo está expuesto a unos 2.5 milisievert anuales, debido a la radiación de fondo de fuertes naturales. Los operarios de una usina nuclear moderna están expuestos aproximadamente al doble.

El efecto psicológico en la opinión pública, sin embargo, es completamente distinto. Por ejemplo, si se trata de navegación aérea comercial, la tripulación de un avión que se encuentra a 12.000 metros de altura, por efecto de los rayos cósmicos, recibe la misma dosis de radiación que los operarios una usina nuclear en funcionamiento, de alrededor de 5 milisievert.

A nivel mundial, dentro del sector tecnológico nuclear, se realizan grandes esfuerzos dirigidos a aumentar la eficiencia y el aprovechamiento del combustible, a reducir la cantidad de residuos y, sobre todo, a mejorar la seguridad de las centrales nucleares, con diseños avanzados de reactores, que basan su seguridad en un menor tamaño, así como en la simplificación del diseño y la refrigeración por convección natural, de forma que no dependa de sistemas mecánicos para su funcionamiento. La vuelta hacia la opción nuclear surge ante la necesidad de un nuevo sistema energético mundial que dé solución a problemas tan apremiantes como es la reducción de gases efecto invernadero y la búsqueda de sustitutos a los combustibles fósiles, que en la actualidad proporcionan el 70% de la energía consumida en el mundo. Este efecto conlleva entre otras, la lluvia ácida, las emisiones tóxicas, las enfermedades respiratorias, la contaminación con metales pesados y las emisiones de CO2.

En referencia a este último aspecto, parece haber consenso en que las energías renovables (solar, eólica entre otras), deben jugar un papel fundamental, ya que el potencial existe y su capacidad de producción está demostrada. Lo anterior ha abierto un debate a nivel mundial respecto de la energía nuclear: ¿Ésta debe o no formar parte fundamental de una nueva matriz energética en un futuro próximo?

En Chile, a lo anterior se deben comentar nuevas variables: los problemas de abastecimiento de gas desde Argentina (70% del gas que se consume en el país), situación que muestra claramente una política energética de corto plazo que podría ser corregida con la opción nuclear. En nuestro país el sistema energético debe estar basado en la sustentabilidad, el ahorro energético, el mejoramiento de la eficiencia y en la diversificación de la matriz energética. Para ello, la utilización de energías renovables y principalmente el sector nuclear, son opciones que requieren consideración.

A favor de la energía nuclear, se puede decir que las reacciones nucleares son un millón de veces más energéticas que la combustión, por lo que su volumen de residuos es comparativamente menor en la misma proporción y se encuentran en forma sólida. En términos de comparación, una usina de carbón de 600 MW, produce un millón y medio de toneladas por año de residuos, en tanto una nuclear de igual potencia sólo, 15 toneladas que se reducen aún más si se cuenta con proceso de reciclaje. En la actualidad se aprovecha apenas el 5% del poder energético del uranio por lo que una mejora en el ciclo de combustible, reprocesado y la transmutación lograrán disminuir tanto el volumen de residuos, como su período de radioactividad, de manera considerable.

Para una opción nuclear en nuestro país, es claro que previamente se debe cumplir con ciertos requisitos que a mi parecer son esenciales:

· El país debe contar con una política a largo plazo (20 a 30 años) de generación nucleoeléctrica
· Apoyo gubernamental y de la ciudadanía a un programa de esta naturaleza
· Adecuada legislación en el campo de la radiación y seguridad nuclear
· Una red eléctrica interconectada, adecuada a esta tecnología

Además, sería necesario establecer acuerdos internacionales sólidos de transferencia tecnológica y preparar personal altamente calificado en todas las áreas que garanticen la competitividad del sistema. La posible limitación sismológica de nuestro país no debe ser un obstáculo insalvable si se cuenta con serios estudios al respecto.

Otra prueba de que esta opción no debe ser en principio rechazada en el diseño de un nuevo sistema energético para Chile, es que el sector nuclear y el de energía solar pueden producir en el futuro una sinergia potente, trabajando en forma conjunta para optimizar los ciclos y pasar de la escala de laboratorio (en la que actualmente se encuentran en otros países), a ser capaces de producir hidrógeno a precios competitivos con los sistemas de producción de hidrógeno convencionales sin emisiones de gases con efecto invernadero.

Mis amigos y estimados lectores la próxima semana seguiré comentando de la opción de desarrollar energía nuclear en nuestro país y de la trascendencia que este tema tiene para nuestro país en el contexto interno de desarrollo sostenible y en el contexto internacional con los países vecinos.

No hay comentarios: