domingo, 21 de diciembre de 2008

LA ENERGIA Y EL MUNDO EN DESARROLLO: LA NECESIDAD DE NUEVAS MODALIDADES DE ASOCIACION

La industria del petróleo se ve obligada a realizar operaciones en algunas de las partes del mundo que plantean más dificultades en cuanto a la tecnología necesaria para encontrar y explotar nuevas fuentes de energía y también en lo que se refiere a disparidades sociales y económicas.
De hecho, gran parte de los recursos energéticos del mundo se concentran en países en desarrollo, donde la vida es una lucha diaria contra la enfermedad, la desnutrición, los regímenes sociales inestables y el conflicto. La pobreza es la raíz de estos problemas insolubles.
En lo que se refiere a pobreza mundial, las estadísticas son alarmantes. Se calcula que la mitad de la población mundial cuenta para sobrevivir con el equivalente a dos dólares diarios y más de 1.500 millones de personas no disponen de electricidad. Sólo en África, más de 300 millones de personas, la mitad de la población del continente, tiene menos de un dólar diario para vivir. De hecho, el ingreso anual medio de los ciudadanos africanos es menor que el subsidio agrícola que se paga por una vaca en Europa o Japón.
Pese a estos datos, con frecuencia me preguntan por qué tienen que preocuparse las empresas por aliviar la carga de la pobreza. En el mundo frágil y súper conectado de hoy, las razones son tan poderosas como lo pueden ser en el caso de cualquier otro sector de la sociedad. ¿Quién más que las empresas necesita:
un ambiente de paz y estabilidad política para sus actividades;
una fuerza laboral saludable e instruida;
abastecedores locales de la mejor calidad;
una demanda floreciente para nuestros productos?
Existe, por supuesto, otra razón, aun más poderosa, por la que las empresas deben unirse a la lucha contra la pobreza. Porque es lo que se debe hacer.
Al atacar las causas de la pobreza, creo que se pueden conseguir adelantos en varios sectores: reforma del comercio, fortalecimiento de la capacidad humana, alivio de la deuda y mejora de la prestación de la ayuda para el desarrollo. Las actividades en estos frentes deben ir acompañadas de reforma del gobierno en cuanto a buen gobierno y transparencia. En los países en desarrollo donde estas cuestiones se han abordado, hemos visto una distribución más amplia de los beneficios del crecimiento económico entre la población.
Estoy convencido también de la necesidad de nuevas asociaciones mundiales innovadoras y métodos de colaboración que ayuden a generar crecimiento económico sostenible, al mismo tiempo que aseguren una distribución más amplia de los beneficios. Un cambio considerable y duradero exige que todas las partes interesadas los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, las comunidades y las empresas trabajen juntos en asociación.
Cada actor tiene un papel importante que desempeñar.
Los gobiernos deben hacer lo que sólo ellos pueden hacer: promover y practicar el buen gobierno, prestar servicios de educación y salud y crear un clima estable y transparente para la inversión.
Las organizaciones multilaterales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio deben trabajar con los gobiernos y ayudarlos a establecer políticas acertadas.
Las organizaciones no gubernamentales deben ayudar a las poblaciones locales a introducir importantes mejoras en su economía y mostrarse dispuestas a trabajar con todas las partes interesadas, incluso la industria.
Las empresas, por su parte, deben concentrarse en hacer inversiones prudentes, generar empleos y llevar a cabo operaciones solventes y rentables. Pero también tienen que trabajar en colaboración con los gobiernos y las ONG para mejorar la calidad de vida donde llevan a cabo sus operaciones.
Las asociaciones efectivas pueden eliminar barreras que a menudo mantienen a los países en desarrollo aislados de la comunidad de naciones y de un mundo de ideas, las asociaciones también pueden eliminar las barreras que surgen cuando el gobierno, las empresas y las comunidades, sencillamente, no se entienden entre sí o, en el peor de los casos, desconfían unos de otros.
Es por ello mis estimados amigos lectores que no obstante, mientras no se satisfagan las necesidades humanas básicas, será un mundo difícil para los negocios, cuanto más para crear nuevos mercados y oportunidades de crecimiento. Entonces uno se pregunta cuanto tiempo seguirá tolerando el mundo disparidades económicas tan vastas que seres humanos en un lugar tienen menos valor que el ganado en otro. Trabajando juntos, estoy convencido de que podemos empezar a salvar ese abismo.

No hay comentarios: