miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL CAMBIO CLIMÁTICO YA ES PARTE DEL NEGOCIO

Prácticamente todas las actividades socioeconómicas del ser humano están de alguna manera vinculadas al clima, directa e indirectamente, explica el reciente informe sobre la Economía del Cambio Climático en Chile, dirigido por CEPAL.Así que mientras más demoren las instancias mundiales en definir el marco regulatorio general del cual emergerán los pasos a seguir por país en la lucha contra el cambio climático durante los próximos 40 a 90 años, el costo económico, social y ambiental será mayor.Esto lo tienen más que claro los cientos de empresarios e inversionistas que asisten como observadores de la ronda de negociaciones de cambio climático que comenzó este lunes 7 de diciembre en Copenhague.
En especial si de acuerdo a cálculos de la Comisión Europea, las inversiones netas globales sólo de mitigación requerirían del orden de US$ 227 mil millones anuales hacia 2020 para que el calentamiento global no sobrepase los 2º Celsius en 2050. Mientras que según la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC en inglés), el sector privado comprende el 86% de los flujos financieros para las inversiones necesarias en mitigación y adaptación.
Se puede avanzar hasta cierto punto por cuenta propia en moderar este ajuste propio del ecosistema que, no obstante, se vio exacerbado desde el periodo de la Revolución Industrial por el alto nivel de emisiones de CO2, el gas de efecto invernadero (GEI) con mayor presencia en la atmósfera, por la quema de combustibles fósiles y deforestación que ha conllevado el desarrollo a la fecha.Las emisiones GEI no se pueden evitar.

Por eso las conversaciones de cambio climático que se arrastran desde 1997, año en que nace el Protocolo de Kioto, pero que tomaron un tono de urgencia en 2007, buscarán disminuirlas a un mínimo sustentable.

Estimados amigos lectores mientras el mundo se decide, economías y sectores privados por igual deberán enfrentar unos de los brotes más peligrosos del cambio climático: la incertidumbre, que promete dar pie a un origen espontáneo de medidas cortoplacistas. Esto influenciará la forma en que el sector privado incorpore en sus estrategias de negocios riesgos del cambio climático como las emisiones de CO2, la demanda de los consumidores de productos amigables con el medio ambiente y la obligación de generar nuevos negocios. Porque si la compañía sigue “business as usual”, sufrirá las consecuencias.

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